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La Matanza de la Coruña del 5 de junio de 1925 contra la Huelga de trabajadores en Tarapacá, una de las masacres del Gobierno de Arturo Alessandri Palma

En marzo de 1925, los trabajadores sailtreros, ferroviarios y de otros oficios agrupados en la Federación Obrera de Chile (FOCH) iniciaron negociaciones infructuosas por mejoras salariales y laborales, lo que derivó en una serie de protestas que culminaron en una huelga general, y una revuelta social que fue respondida brutalmente por el Gobierno de Arturo Alessandri Palma. En la toma de la Oficina salitrera de La Coruña, la feroz represión ejecutada por militares dejó a una cifra no aclarada de víctimas fatales que en estimaciones ronda las dos mil personas, mientras que las autoridades sólo reconocieron 59 muertes. El Gobierno de Alessandri Palma aplacó así lo que se presentó como una especie de insurrección soviética que podía resultar en una revolución social general, en el contexto de un proceso constituyente en curso, que se suponía iba a generar un punto de inflexión democrática en el país. Quedaban así marcados los límites del nuevo régimen de la Constitución de 1925. Será uno de los varios episodios de su represión al movimiento obrero bajo gobiernos de Alessandri Palma, junto a otros hitos como la Matanza de San Gregorio el 3 de febrero de 2021, o la Matanza de Ranquil en junio de 1934.

La Federación Obrera de Chile llevaba a cabo una enorme labor de construcción y organización popular, demandando la estatización del salitre, la convocatoria a una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución, generando procesos de movilización y huelgas con las demandas por mejoras en las condiciones laborales, la reducción de las extensas jornadas laborales y la explotación de los trabajadores en general.

A inicios de abril de 1925, los obreros ferroviarios acercentan el proceso de movilización a la que luego se unieron los trabajadores salitreros. Ya el 5 de abril la huelga está declarada y en curso. La Intendencia de Tarapacá respondía en estos términos: «Se dirige al comandante de Carabineros informando que hay delegaciones de obreros que van a todas las oficinas incitando a la huelga, el motivo es la adhesión a la huelga del ferrocarril salitrero y rosario de Huara. Trabajadores de
la oficina Mapocho, han presentado un pliego solicitando se resuelva el conflicto y pide la disolución inmediata de la asociación salitrera, que se reconozca la federación obrera y un aumento del 40% del jornal. Se dispone que se prohíba la entrada a las demás oficinas de estos agitadores además de solicitar dos escuadrones de tropas con ametralladoras a fin que cooperen a la acción de carabineros en el resguardo del orden y de la propiedad.»
, emitía un oficio la Intendencia el 6 de abrill.

24 de marzo, se solicita por la Intendencia de Tarapacá el envío de un tren con tropas para reprimir la movilización obrera. uniéndose en una movilización entre el 7 y el 12 de ese mes, presentando sus propias demandas. Sin embargo, las negociaciones por gremios lograron apenas mínimas concesiones, dejando a los trabajadores en un clima de frustración y decepción por la falta de voluntad del Gobierno de Alessandri Palma, quien se presentaba como modernizador e impulsor de un nuevo pacto social en Chile.

Además, Alessandri Palma había hecho carrera política precisamente en la Provincia de Tarapacá, razón por lo que se le conoció como «León de Tarapacá». La negativa a dar mayores concesiones fue vista así como una dura traición a sus discursos y compromisos previamente asumidos.

Los medios populares y sus impulsores resistían ante una constante persecución y censura, como muestra esta comunicación reservada del entonces Ministro del Interior y de Guerra, Carlos Ibáñez del Campo, al Intendente del Tarapacá, del 2 de marzo de 1925: «Reitera orden del gobierno de censurar todo diario que publique artículos que tiendan a subvertir el orden. Las responsabilidades de las publicaciones recaerán sobre señores intendentes y gobernadores respectivos.»

La tensión social escaló rápidamente, semana tras semana. El 28 de mayo, la oficina salitrera San Pablo se declaró en huelga. Tres días después, 33 dirigentes de la FOCH fueron deportados desde Pisagua en el vapor Mapocho. El 2 de junio, las autoridades allanaron y clausuraron el periódico obrero El Despertar de los Trabajadores en Iquique, de perfil comunista, al igual que «El Surco», de línea anarquista.

El 3 de junio, la FOCH convoca una huelga general de 24 horas, con concentraciones en el Cantón de San Antonio. Los enfrentamientos entre manifestantes y carabineros dejaron dos policías muertos. Al día siguiente, los obreros tomaron las oficinas Galicia y La Coruña, extendiendo el paro a varias salitreras.

El gobierno de Arturo Alessandri Palma respondió con dura represión: declara Estado de Sitio en Tarapacá y Antofagasta, enviando tropas al mando del general Florentino de la Guarda. Buques de guerra como el Zenteno y el O’Higgins arribaron a Iquique, Pisagua y Mejillones, mientras el Intendente Recaredo Amengual ordenaba el despliegue de infantería y caballería. El Intendente Amengual comunicó al Ministro de Guerra y recién asumido también Ministro del Interior, coronel Carlos Ibáñez del Campo (quien luego será Presidente de la República), que en la pampa «había estallado la revolución soviética».

El coronel Acacio Rodríguez dirigió el ataque contra La Coruña, utilizando artillería pesada. Los cañonazos provocaron un incendio masivo, destruyendo viviendas y bodegas. Mientras familias enteras huían, los militares dispararon contra ellos. Los sobrevivientes fueron capturados, torturados o enviados al velódromo de Iquique, donde se hacinaron unos 600 detenidos. Aunque las autoridades reconocieron solo 59 muertos, se estima que el número real rondó aproximadamente los 2.000 trabajadores asesinados, incluyendo mujeres y niños.

Ese mismo 5 de junio, el Capitán Alberto Labbé, ejecutor de la masacre, emitía el siguiente oficio: «Entre las diversas medidas que esta administración a optado para combatir en forma enérgica y eficiente los avances en las teorías comunistas y socialistas que tanto mal han causado en las mentalidades ingenuas de nuestros trabajadores. Figura la de iniciar, desde luego, una activa campaña de prensa con el fin de unir a la acción material, la espiritual en el propósito de sanear las ideas disolventes y absurdas del alma de nuestro pueblo. on este propósito esta gobernación vería con agrado que esa oficina tomará a su cargo una suscripción de 50 ejemplares, a lo menos, del diario de este pueblo “La ley”.«

La Matanza de La Coruña se convirtió en la segunda gran masacre obrera tras la de la Escuela Santa María de Iquique en número de víctimas, aunque se encuentra en una serie de muchos otros sucesos del mismo tipo, incluso también bajo gobierno de Alessandri Palma, como la Matanza de San Gregorio el 3 de febrero de 2021, la represión a la Huelga de los Sucesores en 1924, o la Matanza de Ranquil en junio de 1934, en su segundo mandato. «Que el león es un sanguinario / En toda generación, sí…», sentenciaría Violeta Parra, años más tarde, haciendo alusión a esa sucesión de hechos.


VIDEOS RELACIONADOS:

Historiador Sergio Grez Toso acerca de la Matanza de la Coruña:

Historiador Gonzalo Peralta acerca de la Matanza de la Coruña:

Video de la Confederación de Trabajadores del Cobre de Chile:

FUENTES:

Documentación del Archivo Nacional de Chile acerca de la Matanza de la Coruña.

La horrenda matanza de la Coruña, por Felipe Portales.

A 100 años de la masacre del salitre: la desconocida historia de las víctimas campesinas, por Daniel Sandoval-Nazal y Soledad Alvear Aguirre.


NOTA RELACIONADA:

La revuelta campesina, obrera, y mapuche de 1934 en Lonquimay y la Masacre de Ranquil del 6 de Julio

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