
Del 16 al 18 de septiembre de 1982, la Falange cristiana libanesa, apoyados por el ejército sionista de Israel, perpetró una brutal masacre en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, en el Beirut Oeste, Líbano.
En una cifra no determinada entre 700 a 3.500 refugiados palestinos fueron asesinados en 3 días a manos de la Falange Libanesa, organización fascista que estaba inspirada en la Falange Española de Primo de Rivera y dirigida por Israel, en el marco de la Guerra y ocupación israelí en territorio libanés en 1982.
En la tarde del 15 de septiembre de 1982, los campamentos de refugiados situados en los barrios de Sabra y Shatila habían sido rodeados por el ejército sionista para que nadie saliera ni entrara.
Las fuerzas israelíes usaron a los fascistas libaneses como mercenarios para esta operación y la persecución de los palestinos refugiados, con la acusación de que el líder falangista, Bashir Geyamel, había sido asesinado por palestinos.
Así, con la protección del ejercito sionista que se encontraba ocupando el sur del territorio libanés, 1.500 falangistas se dirigieron hacia los campos de refugiados palestinos del oeste de Beirut, montados en Jeeps y con ametralladoras proporcionadas por los propios sionistas.
Los falangistas entraron al campo de refugiados a matar desde las 6 de la tarde de aquel 15 de septiembre hasta el 18 de septiembre por la mañana, poniendo en fila a niños, abuelos y todo tipo de civiles palestinos, fusilándolos en masa, junto con abusos y violaciones sexuales contra las mujeres palestinas.
La brutalidad de los falangistas en el campamento queda reflejada en una comunicación de radio donde un falangista preguntaba qué hacer con 50 mujeres y niños palestina que habían sido apresados, y la respuesta del general falangista Hobeika fue: “Esta es la última vez que me vas a hacer una pregunta así; sabes exactamente lo que hacer”.
Los civiles palestinos fueron masacrados unos detrás de otro mientras los oficiales fascistas cristianos jaleaban a sus soldados a «hacer lo que os diga el corazón con los civiles, porque todo viene de Dios”.
Las fuerzas israelíes, mientras tanto, vigilaron la masacre de civiles palestinos desde las posiciones de asedio alrededor del campo de refugiados, hasta que finalmente los fascistas libaneses se retiraron en la mañana del 18 de septiembre.