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Haciendo memoria: el apoyo del Partido Socialista de Chile y la ex senadora Isabel Allende Bussi a la extrema derecha venezolana

A propósito de la reciente destitución de la senadora Isabel Allende Bussi por parte del Tribunal Constitucional por el inconstitucional contrato de compraventa de una de las casas de la familia de Salvador Allende, traemos a la memoria una arista que muestra los alineamientos políticos internacionales que viene tomando una significativa parte de las dirigencias de los partidos provenientes de la experiencia del gobierno de la Unidad Popular y la lucha antidictatorial en estas últimas décadas. Parte de ello se devela con las posturas tomadas en relación al candente escenario en Venezuela, y su dura confrontación con el imperialismo estadounidense y las clases dominantes y derechas de la región. Los alineamientos internacionales de la dirigencia del PS chileno develan, más allá de su auto percepción y autoproclamación de «allendismo», las contradicciones y deriva derechista que han tenido por ya décadas.


En el contexto de una larga tendencia de abandono a las ideas socialistas y de la izquierda antiimperialista y latinoamericanista, variadas dirigencias del Partido Socialista chileno han entablado incluso apoyos a los sectores más extremistas de la oposición venezolana, como se escenificó en la reunión en abril del 2015 de la senadora Isabel Allende con Mitzy Capriles y Lilian Tintori, esposas del ex alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, y Leopoldo López, en una cita en la que también estuvieron los senadores Juan Pablo Letelier y Carlos Montes, en plena arremetida política y comunicacional a nivel internacional contra el Gobierno de Venezuela, y tras la cruda asonada violentista opositora conocida como «La Salida», con un resultado de 43 personas muertas, entre ellas la ciudadana chilena y militante chavista Giselle Rubilar, asesinada con una bala disparada desde una «guarimba» opositora.

Por entonces, el gobierno de Michelle Bachelet esquivó una reunión con esa delegación opositora, pero anteriormente había concedido un encuentro en julio de 2013, cuando Bachelet era ex presidenta y candidata presidencial. Por entonces, ante las críticas surgidas por la reunión con el controvertido Leopoldo López, desde el entorno de Bachelet se dijo que no conocía el perfil del dirigente de la oposición extremista venezolana, a pesar de que, de manera inexplicable, su partido «Voluntad Popular» había sido admitido en la agrupación internacional de partidos que aún lleva como nombre «Internacional Socialista», a pesar de su notorio perfil procapitalista y pro imperial (ver nota de El Clarín, «Leopoldo López, la Internacional Socialista y la doble política del PS chileno», febrero de 2014).

Leopoldo López y Michelle Bachelet, julio de 2013.

Más adelante, en septiembre de 2015, Isabel Allende incluso catalogó al entonces detenido y bajo juicio Leopoldo López como un «preso de conciencia» a pesar de los múltiples y graves cargos que se le imputaban.

«Una cosa es que uno entienda que esto es un tema de los tribunales de Justicia de Venezuela, sin embargo, mi posición personal, como presidenta del Partido Socialista que he manifestado públicamente, es que no logro entender que un opositor que haga una acción que no tiene ninguna violencia, que manifiesta su opinión crítica a un gobierno pueda ser encarcelado y pueda hoy día tener una parodia de juicio y pueda incluso tener una sentencia que lo lleva a una condena que prácticamente son 14 años”, declaró Isabel Allende Bussi entonces.

Carlos Montes, Mitzy Capriles, Isabell Allende Bussi, Lilian Tintori, y Juan Pablo Letelier.

Sin embargo, Leopoldo López es protagonista de uno de los sectores más extremistas de la oposición venezolana, fundador y principal líder del partido «Voluntad Popular» desde donde emergió el autoproclamado «presidente encargado» Juan Guaidó. Ya por esos tiempos, Leopoldo López había encabezado las convocatorias y llamados conocidos como «La Salida», una ola de protestas y acciones violentas de la oposición venezolana entre enero y febrero de 2014.

Las «guarimbas» del 2014 dejaron 43 muertos y más de mil heridos, además de cuantiosos daños en infraestructura pública, servicios públicos y sedes comunitarias. Entre las mútliples víctimas fatales de esa arremetida de violencia opositora, se encontraba también una chilena, Giselle Rubilar, quien fue asesinada con un tiro desde un grupo violentista opositor en uno de sus innumerables actos de violencia directa contra personas chavistas.

Similares asonadas «guarimberas» se repetirán en el 2016 y el 2017.

En agosto de 2017, el Gobierno de Michelle Bachelet se encontró este el grupo de gobiernos que constituyeron el denominado «Grupo de Lima», y fue representado en la reunión inicial y primera etapa por el Ministro de Relaciones Exteriores Heraldo Muñoz, también militante del Partido Socialista de Chile. El «Grupo de Lima» fue clave en la articulación de poderes que acrecentaron la presión y agresión internacional contra el Gobierno de Venezuela, permitiéndole a las derechas latinoamericanas y el imperio de Estados Unidos un espacio de coordinación de las nuevas arremetidas desestabilizadoras y golpistas en Venezuela.

Reunión de creación del «Grupo de Lima», agosto de 2017. En la segunda fila, Heraldo Muñoz, MInistro de Relaciones Exteriores de Michelle Bachelet, ambos del Partido Socialista de Chile.

Es decir, dirigencias del Partido Socialista de Chile han dado respaldo a sectores que han encabezado intentonas golpistas y numerosas operaciones de desestabilización e intento de derrocamiento del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

Por su parte, Michelle Bachelet pasará luego a ser nombrada Alto Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cargo desde el cual emitió un sesgado y omisivo informe sobre la situación en Venezuela, como queda detallado en la siguiente nota: «¿Y los Derechos Humanos de las y los Chavistas y del Pueblo de Venezuela? Acerca del Informe Bachelet y la acción de actores no estatales y de otros Estados»

En cuanto a Leopoldo López y sus constantes acciones desestabilizadoras que no se han detenido hasta el día de hoy, un detallado recuento de esas operaciones y actividades de Leopoldo López, en «El prontuario de Leopoldo López y su grupo «Voluntad Popular»: Acciones de violencia política, golpe de estado, y robo de bienes del Estado de Venezuela»:


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