El proyecto de la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes, programa referencial del objetivo de Civilización Ecológica en China

Es usual que entre los críticos de China y desconocedores de su realidad se haga referencia a una supuesta desprotección del medio ambiente y la acusación de que el desarrollo económico chino se ha hecho a espaldas de los problemas ecológicos actuales. Algo que no hace justicia a los enormes esfuerzos y desarrollos que ha logrado el país en esta materia. Un ejemplo de esto es la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes (FFPTN), un proyecto de reforestación y protección ambiental implementado en China, específicamente en las regiones del norte, noreste y noroeste del país (de ahí el nombre «Tres Nortes»). Este programa, también conocido como «Shelterbelt Project» o «Gran Muralla Verde», fue lanzado en 1978 con el objetivo de combatir la desertificación, reducir las tormentas de arena y mejorar las condiciones ecológicas en zonas áridas y semiáridas. El programa ha contado con cuantiosos recursos públicos y un fuerte esfuerzo en trabajo empleado, además de un creciente uso de robots y tecnología. Con múltiples complejidades y correcciones en las ya varias décadas de implementación del proyecto, este es uno de los programas símbolos de lo que en la República Popular China se ha denominado como proceso hacia una «Civilización Ecológica».
Bajo el programa de Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes (FFPTN) y otros tres grandes programas de forestación se han plantado miles de millones de árboles en extensas áreas del territorio de la República Popular China, reduciendo las áreas desérticas y áricas, reduciendo la frecuencia e intensidad de las tormentas de arena en algunas zonas, y mejorado la fertilidad del suelo en áreas reforestadas.
Una reciente nota publicada por el periodista y experto en China Fernando Capotondo (La Gran Muralla Verde crece a tasas chinas, en La Ruta China) lo resume citando dos casos: «Escenario 1: En la región autónoma uygur de Xinjiang se extiende el desierto de Taklimakan – el más grande de China, con 337.600 kilómetros cuadrados –, una región inhóspita que siempre fue conocida con el inquietante nombre de “Mar de la Muerte”, pero que hoy ofrece una faceta más amigable gracias al cinturón verde que lo rodea a lo largo de sus 3.045 kilómetros, según la última medición de noviembre de 2024. Escenario 2: “Bienvenidos a Youyo, un oasis en el desierto de China”, podría rezar una carta de presentación del distrito ubicado al borde del desierto de Maowusu, que pasó de tener una tasa de cobertura verde inferior al 0,3% en los comienzos de la República Popular, a los actuales 57% de forestación plena de lo que eran antiguas tierras áridas. Ambos logros fueron el resultado del Programa de la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes (PFPTN) – en referencia al norte, noroeste y noreste del país –, una iniciativa de alcance nacional que inyectó 32.000 millones de yuanes (unos 4.417 millones de dólares) y que, según destacan desde Beijing, se ha convertido en el plan más grande del mundo para enfrentar la desertificación».
El proyecto naturalmente no ha estado ni está exento de problemas y complejidades, entre otras, la supervivencia de los árboles, pues se ha requerido un «ensayo y error» permanente en cuanto a un sinnúmero de temas, como por ejempo, qué especies son adecuadas para el clima árido y se sostengan con el correr de los años, lo que en ocasiones ha llevado a altas tasas de mortalidad, o el cambio en las modalidades de plantación por las altas cantidades de aguas que pueden agotar los recursos hídricos subterráneos utilizados.
Así, en la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes (FFPTN), se han empleado diversas técnicas de reforestación adaptadas a las condiciones áridas y semiáridas del norte de China. Estas metodologías buscan maximizar la supervivencia de los árboles y la eficiencia en el uso de recursos, por medio de la selección de especies resistentes, reemplazando especies de alto consumo hídrico (como álamos híbridos o eucaliptos) por especies nativas, xerófitas o arbustos resistentes a la sequía y la poca agua, y métodos de plantación y riego en constante evaluación.
Esta suma de acciones han permitido ir perfeccionando los planes de forestación en la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes y también en las múltiples zonas en las que hay planes en grandes partes del territorio chino. De hecho, además de la Franja de los Tres Nortes, hay 3 grandes planes adicionales más, como el Proyecto de Forestación en el Corredor Económico del Yangtze, o sin contar otros programas más localizados o por temas, como el Programa de Conversión de Tierras de Cultivo en Bosques, la Iniciativa de Bosques Urbanos y «Ciudades Bosque», las líneas de acción relacionadas con el «Plan de Acción para la Neutralidad de Carbono» que incluye el uso de técnicas de silvicultura inteligente y la restauración de humedales y manglares (especialmente en zonas costeras), el Programa de Desarrollo de Reservas Naturales y Conservación de la Vida Silvestre, o el Programa de Desarrollo de Cinturones de Protección destinado a la creación de cinturones forestales en regiones clave, como las áreas medias y bajas del río Yangtsé, para proteger tierras agrícolas, mejorar el microclima y prevenir la erosión del suelo.

El crucial aporte de China a la reforestación a nivel mundial
China ha plantado más de 66 mil millones de árboles desde 1978, cubriendo una enorme área de más de 500.000 km², siendo el principal contribuyente al aumento de la cobertura forestal mundial en las últimas décadas. Su impacto ha sido tan significativo que, según estudios internacionales e incluso uno de la NASA estadounidense, casi una cuarta parte del «reverdimiento global» desde el año 2000 se atribuye a China.
El informe de la FAO Global Forest Resources Assessment (2020) constató que entre 1990 y 2020, China aumentó su superficie forestal en más de 45 millones de hectáreas, una superficie equivalente a los territorios de países como Suecia o Marruecos.
Y se espera aumentar la cobertura forestal aún más intensamente. En el XIV Plan Quinquenal (2021-2025), la República Popular China estableció el objetivo de aumentar la cobertura forestal al 24.1% del territorio nacional para 2025 (frente al 23.04% en 2020).


Zonas completas de miles de kilómetros han sido reforestadas, como en el caso del desierto Mu Us, como se muestra en este video de CGTN, «El desierto Mu Us se ha transformado en un hermoso bosque»:
El desafío de la Civilización Ecológica como pilar de la China actual
Como se aprecia, los esfuerzos de China en materia ambiental llevan ya varias décadas, y refutan la «mala fama» que se ha hecho en los países occidentales sobre su acusada displicencia en los problemas ecológicos actuales. De hecho, los sucesivos planes y políticas generadas en el tema han sido aplaudidas y sistematizadas en una serie de informes internacionales tanto de entidades intergubernamentales en el marco de la ONU, como centros de estudios y universidades.
Por ejemplo, hace casi una década ya la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, emitió un informe que recopilaba los extensos esfuerzos de China: «El verde es oro: La estrategia y acciones de la civilización ecológica de China» («Green is gold: The strategy and actions of China’s ecological civilization»).
Por su parte, en el debate y generación de políticas en el complejo sistema político chino, la temática ecológica ha venido siendo una de las prioritarias, algo en lo que se le asigna alta relevancia en especial bajo la conducción de Xi Jinping, quien ha sistematizado una serie de líneas estratégicas de la China actual en las que la cuestión ecológica es central.



De hecho, en los sucesivos planes quinquenales la cuestión ha adquirido cada vez más presencia, y en las Reforma Constitucional de 2018, esta materia fue central. En esta se incorporó en el Preámbulo de la Constitución la «construcción de una civilización ecológica» como parte fundamental del desarrollo socialista moderno, junto con el progreso económico, político, cultural y social. La Constitución también contempla que «el Estado protege y mejora el medio ambiente, controla la contaminación y otros daños públicos, y promueve la construcción de una civilización ecológica»del Estado de «organizar y alentar la forestación y la protección de los bosques» (artículo 26) y entre las atribuciones del Consejo de Estado, la responsabilidad de «dirigir y administrar el trabajo de protección ambiental y construcción ecológica» (artículo 89).
Las políticas públicas de la China ecológica
En el último Plan Quinquenal (2021-2025) se contempla la reducción de la intensidad de uso de carbono: reducción del 18% por unidad de PIB, el control del consumo eficiente de energía, la expansión de las energías limpias, la promoción del desarrollo «verde» de las industrias, o la protección de zonas ecológicas como el Yangtsé, el Tíbet y la cuenca del río Amarillo.
China es hoy el mayor productor de energía solar y eólica del mundo, y ha estado retirando centrales de carbón en áreas contaminadas. Implementa políticas para fomentar vehículos eléctricos (NEVs), baterías de litio y redes inteligentes, y promueve la construcción de «ciudades verdes» con eficiencia energética.
Implementó la política de “Ríos y Lagos bajo una solo jefatura”: un sistema de gobernanza para proteger recursos hídricos que ha permitido unificar el manejo de ríos y lagos en una sola jefatura, evitando la dispersión y fragmentación administrativa y abriendo paso a políticas más unificadas e integrales de los ríos, cuencas y lagos.
Además, hay múltiples Programas como “cielo azul”, “tierra limpia” y “agua limpia”, que combaten la contaminación del aire, suelo y agua.
Además, tiene una especie de «eco-evaluación» del desempeño gubernamental, en el que se evalúa a autoridades y funcionarios no solo por crecimiento económico, sino también por indicadores ambientales, incluyendo parámetros como la calidad del aire, conservación del agua y eficiencia energética.
En el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China ha apoyado proyectos de forestación en países como Pakistán (proyecto «Bosque Verde») y África (Gran Muralla Verde del Sahara), y ha colaborado con la ONU en programas como UN-REDD+ para reducir la deforestación en países en desarrollo.
Uno de los últimos desarrollos y con una utilización creciente de drones y robots para mecanizar tareas que hasta ahora han costado enormes esfuerzos de dedicación de trabajo humano. En esto también China ha comenzado a exportar técnicas avanzadas de forestación, como el uso de drones para siembra a gran escala (capaces de plantar 400.000 árboles por día) y variedades de árboles resistentes a sequías.
Fuentes y notas para profundizar:
La Gran Muralla Verde crece a tasas chinas, Por Fernando Capotondo en La Ruta China.
Tres Nortes: cuando el verde gana terreno al desierto. Por Belén Dorado, Cátedra China.
China planta 4,45 millones de hectáreas de árboles en 2024. Xinhua en español.
China plants 7.67 million hectares of forest in 2024: National Forestry and Grassland Administration,
Por qué la agricultura china debe someterse a la transformación ecológica, Por Ding Ling y Xu Zhun, Tricontinental.
Satellite Images Show Forest Changes in China,
Video foro «BRICS y el Medio Ambiente: la perspectiva china de «Civilización Ecológica»:
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