El Día de la «Nakba» Palestina: 15 de mayo de 1948, el día después de la declaración colonialista de «independencia» del ente sionista Israel

En la primavera de 1948, cientos de miles de palestinos fueron desplazados forzosamente de sus tierras tras la proclamación del «Estado de Israel» el 14 de mayo de 1948, un evento que marca formalmente la fundación del proyecto de colonización israelí en territorio de Palestina. Por ello, cada 15 de mayo se conmemora como el «Día de la Nakba» (Catástrofe) recordando a las primeras etapas del desplazamiento forzoso y las violaciones generalizadas de los derechos del pueblo de Palestina en manos del ente colonizador «Israel».
El ente sionista recuerda dichos sucesos como su «guerra de independencia», cuando en rigor fue la invasión colonialista de territorios de Palestina por parte de colonos provenientes de otros países y con nacionalidades, idiomas y culturas distintas sólo aunadas en el proyecto colonial y la ideología supremacista del sionismo. Los aberrantes sucesos que se vivieron desde esta primera etapa del proyecto sionista lograron un asombroso resultado: lograr instalar la idea de una «declaración de independencia» que era en rigor la afirmación colonialista de un proyecto de creciente apartheid y genocidio.
Los antecedentes de la Nakba: complicidad occidental e instalación sionista en Palestina
Tras décadas de administración británica bajo el Mandato de Palestina (establecido tras la caída del Sultanato o Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial), el Reino Unido facilitó la migración masiva de judíos a la región. En tal proyecto, colaboraron desde altos oligarcas británicos como la familia Rothschild, autoridades como Arthur Balfour (Primer Ministro británico que firmó la declaración que lleva su nombre), y hasta el Tercer Reich alemán en el poco conocido pero significativo «Acuerdo Haavara» que permitió a decenas de miles de personas de religión judía provenientes de Alemania y otros países de Europa el llegar a territorio entonces del «Mandato Británico de Palestina».
La colonización violenta de tierras palestinas se aceleró en los años 1930s con el apoyo británico, la cooperación nazi – sionista, y el impulso de sectores judíos adinerados de un sinnúmero de países. Con lo que se conoce comúnmente como «Segunda Guerra Mundial» (es decir entre mediados de 1939 y mediados de 1945, aunque en Asia puede decirse que inició en 1936), el proyecto colonizador sionista israelí se aceleró, y comenzó cada vez más a tomar ribetes de violencia paramilitar y terrorista desatada. Para citar algunos hitos de ese proceso.
El 6 de noviembre de 1944, miembros de uno de los grupos sionistas paramilitares, el Lehi (o «Leji», también llamado «Banda Stern» por su líder y fundador el polaco Abraham Stern abatido por la policía británica en 1942), asesina a Walter Guinness en el Cairo (Egipto). El «Leji» era una organización declarada como terrorista por los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido. ¿Quién era Walter Guinness? Nada menos que el Ministro Residente británico en Oriente Medio, máxima autoridad colonial británica en la región durante la Segunda Guerra Mundial. La razón: Walter Guiness se oponía al plan de expulsión y desplazamiento forzoso de los palestinos tal como lo delineaban ya los sionistas desde años antes.


El 22 de julio de 1946, 50 kilos de explosivos destruyen buena parte del Hotel Rey David, sede administrativa del Mandato Británico de Palestina, y donde funcionaban un sinnúmero de reparticiones gubernamentales y militares, además del periódico «The Palestine Post». Al menos 91 personas resultaron muertas y más de 46 heridas, entre funcionarios administrativos, militares, y transeúntes del hotel. El ataque, perpetrado por el grupo sionista «Irgún Tzvaí Leumí» o simplemente «Irgún» o también conocido como «Etzel», dejaba nuevamente en claro que el proyecto colonizador se iba a desarrollar aún en contra de la voluntad de muchos de los británicos y de las propias autoridades del «Mandato Británico de Palestina», que rechazaban o tomaban distancia frente al proyecto de desplazamientos y colonización forzosa israelí.


En 1947, con una fuerte presión de las comunidades judías existentes en los países sobretodo occidentales, éstas lograno el respaldo de la recién creada ONU, al llamado «Plan de Partición» consagrado con la Resolución 181, que dividía el territorio en dos estados: uno árabe y otro judío.

La entrega de tierras habitadas muy mayoritariamente por palestinos para el recién creado «Israel» generó un inmediato rechazo, desencadenando violencia incluso antes de la retirada británica. Entretanto, las propias autoridades británicas recibieron hostigamientos y ataques de parte de los grupos de choque del colonialismo sionista, como sucedió con el militar, diplomático y barón sueco Folke Bernadotte, partícipe de operaciones de negociación de liberación de prisioneros con el Tercer Reich nazi alemán, quien fue asesinado a tiros el 17 de septiembre de 1948 por el grupo terrorista sionist “Leji” en Al Quds / Jerusalém.


El 9 de abril de 1948 se ejecuta la Masacre de Deir Yassin, una de las primeras masacres masivas del colonialismo israelí: terroristas sionistas de las organizaciones «Irgun» y «Leji» asaltaron el poblado ubicado a 5 kilómetros al oeste de Al Quds o Jerusalén, y de 600 civiles palestinos, asesinaron a 350. Es uno de los tantos hechos en la criminal guerra que el ente sionista ha denominado como «Guerra de Independencia», que en rigor fue una guerra colonialista en la que los colonos tuvieron el apoyo del movimiento sionista internacional y sus múltiples vínculos con las elites occidentales.
La lista de sucesos es larga, y por cierto también existieron actos de defensa y resistencia de la población palestina contra los grupos sionistas y la creciente y cada vez más violenta ocupación colonial sionista. Pero el apoyo occidental y del movimiento sionista internacional en armas y financiamiento inclinó la balanza fuertemente a favor de la implantación del «Estado de Israel».
Por otra parte, el apoyo de algunos gobiernos árabes no logró equilibrar el escenario. Un ejemplo puede verse en el caso del Egipto de Nasser, gobierno de perfil nacionalista que mantenía conflictos abiertos con las potencias occidentales, con el crucial control del Canal de Suez como foco central de conflicto.
Así, para los palestinos, lo que acompañó la instalación del proyecto colonialista israelí fue una trágica Nakba («catástrofe»): la expulsión de más de 700.000 personas y la destrucción sistemática de cientos de aldeas y poblados palestinos. Mientras avanzaban las milicias sionistas como la «Haganá», mejor equipadas gracias a financiación internacional de parte de los gobiernos y elites occidentales, los ejércitos árabes, provenientes de Egipto, Jordania y otros, intentaron sin éxito contener las invasiones y expansión israelí.


La transformación forzada del territorio de Palestina
Tras su victoria en 1949, el ente «Israel» implementó el llamado «Plan Dalet», un protocolo para borrar el rastro palestino en las zonas conquistadas. Mediante demoliciones con explosivos, bombardeos y tácticas de intimidación, como panfletos que amenazaban con masacres, se obligó a familias y poblados enteros a huir. Las propiedades ronadas se distribuyeron entre los colonos: algunas se convirtieron en los llamados «kibutz» (cooperativas agrícolas judías), y otras, en ciudades exclusivas para colonos.
Aunque la ONU había asignado a los palestinos las zonas de Gaza y Cisjordania, Israel ocupó territorios adicionales, fragmentando aún más su presencia. En las décadas posteriores, las sucesivas guerras (como la de 1967) y el constante hostigamiento e invasión israelí sobre tierras palestinas agravaron cada vez más la situación, generalizando los desplazamientos forzosos, reduciendo progresivamente el espacio palestino. Hoy en día, se calcula en más de 6 millones de refugiados palestinos, muchos en campamentos en Líbano, Jordania y Siria.
Desde entonces, la población de Palestina que ha sido desplazada conservan las llaves de sus casas usurpadas por los colonos israelíes, como uno de los tantos símbolos de resistencia y esperanza por la recuperación del territorio ilegítimamente colonizado por la entidad «Israel».

Hoy en día, el régimen del llamado «Estado de Israel» muestra sin pudor su vocación genocida intentando exterminar completamente al pueblo de Palestina, destruyendo ciudades completas y prácticamente toda la Franja de Gaza, mientras que mantiene y acrecenta su régimen de apartheid en la Cisjordania ocupada.