AlemaniaFascismoHistoria MundialMundo

El rol del centrismo y el «centro católico» en el ascenso y Golpe de Estado continuado de Hitler y los Nazis en la Alemania de Weimar

Uno de los temas históricos más frecuentemente reseñados o citados en las disputas políticas e ideológicas del presente, es el del fascismo y los regímenes que impulsó en la antesala de la «Segunda Guerra Mundial», y en particular, del «Tercer Reich» alemán encabezado por el partido Nazi y Adolf Hitler. Dentro de esas referencias, una que se repite más frecuentemente es la que hace alusión a la capacidad que tuvo el partido Nacionalsocialista alemán para forjar una mayoría electoral que le abrió paso a su arremetida contra el régimen constitucional vigente entonces, y contra las salvaguardas institucionales y democráticas que tenía o se suponía que tenía la Constitución de Weimar redactada en 1919 tras la derrota alemana en la «Primera Guerra Mundial».

Sin embargo, es mucho menos conocido, o aludido, el rol que tuvieron ciertos sectores centristas, liberales o conservadores, y en especial en el «centro católico» o «Zentrum», en darle apoyo y distintas formas de complicidad a la arremetida de Hitler y los Nazis contra el régimen constitucional de ciertas garantías democráticas.

De hecho, en el Parlamento alemán de 1933 fueron los votos centristas los que le dieron la mayoría que se necesitaba para darle poderes extraordinarios a Hitler en la «Ley Habilitante» del 26 de marzo de 1933, y los que avalaron una fase final de persecuciones y asedios contra las izquierdas iniciada muchos años antes. Semanas antes de esa crucial votación, fue otro centrista, el Presidente Paul von Hindenburg, quien había dictado el «Descreto del incendio del Reichstag» dando lugar a la proscripción del Partido Comunista y en general de la izquierda, atentado adjudicado a una supuesta operación comunista, finalmente solo a un «lobo solitario» comunista, el joven neerlandés Marinus van der Lubbe, y que fue anulada en el año 2008, resultando común la sospecha de haber sido una operación de «bandera falsa» de los nazis para culpabilizar a los comunistas, con el aval del arco más «centrista» del escenario político alemán. Aquí nos enfocaremos en especial en el «Zentrum» por su importancia y la del partido que le sucedió, a Unión Demócrata Cristiana (DCU), partido referencia de muchos partidos de la corriente socialcristiana en otras partes del mundo.

El «Zentrum» o centro católico en la Alemania de Weimar

El Partido de Centro (Zentrumspartei) fue una fuerza política clave en la Alemania «de Weimar», la Alemania tras la Primera Guerra Mundial llamada así por la ciudad de Weimar donde se redactó y promulgó la Constitución de 1919. La Constitución de Weimar, parlamentaria y republicana, había permitido dejar atrás al Imperio Alemán derrotado en el conflicto bélico europeo de 1914-1918, y fue una referencia de texto constitucional progresista y emergencia de un «Estado social».

El partido «Zentrum» participó en los gobiernos de la llamada «Coalición de Weimar», junto al Partido Social Demócrata (SPD) y el Partido Democrático Alemán (DVP) de perfil liberal o socioliberal, es decir las fuerzas que respaldaban el contenido de la Constitución de Weimar.

El «Zentrum» representaba principalmente los intereses de la comunidad católica y defendía una línea conservadora y de democracia liberal, a la usanza de los nacientes regímenes políticos de la Europa occidental. A diferencia de los socialdemócratas y de los «liberal demócratas», el Zentrum mantuvo buena parte de su electorado con el transcurso de los años.

Con todo, como veremos, su actuación durante los años críticos del ascenso del nazismo (1930-1933) contribuyó, de manera indirecta pero significativa, a la instalación de la barbarie belicista y supremacista emcabezada por el austriaco Adolf Hitler.

Gráfica de la trayectoria electoral en lFuente: «Violencia y política en el ascenso nazi al poder», blog Mirada sobre la Historia.

La Constitución de Weimar establecía un régimen semipresidencial, donde la «Presidencia del Reich» era electa con elección popular directa por 7 años, hacía de jefatura de Estado, nombraba y destituía al Canciller, era la jefatura de las Fuerzas Armadas, dirigía las relaciones internacionales, y dictaba leyes de emergencia y los decretos de estados de excepción constitucional. El Canciller, por su parte, requería la aprobación del parlamento (Reichstag), dirigía el gobierno y los ministerios, y proponía el nombramiento y destitución de los ministros. Podía ser removido por moción de censura parlamentaria, por lo que requería del respaldo de la mayoría parlamentaria.

Hacia 1930, la creciente inestabilidad política y económica llevó al entonces Canciller Heinrich Brüning (militante del Zentrum, Canciller entre 1930 y mayo de 1932) a gobernar mediante decretos presidenciales y poderes de emergencia, marginando al parlamento. Esta estrategia debilitó la democracia parlamentaria y abrió el camino a mayores tensiones políticas. Mismo recurso utilizó su sucesor, también del Zentrum, Franz von Papen, Canciller entre mayo y noviembre de 1932.

Franz von Papen con Adolf Hitler. Papen fue dirigente del Zentrum, siendo expulsado del partido en julio de 1932. Posteriormente fue colaborador protaonista del ascenso de Hitler en los meses posteriores y su nombramiento como Canciller en enero de 1933, momento en que él fue ascendido a Vicecanciller.

Por otra parte, la arremetida de los nazis contó con el apoyo de sectores conservadores en toda su trayectoria. El partido nazi NSDAP, había emergido en buena parte desde los grupos de choque fascistas que habían permitido a los grupos dominantes bloquear los intentos revolucionarios emergidos con significativa fuerza en la Alemania de la posguerra de la Primera Guerra Mundial.

Con el transcurso de la década de los 1920s y en especial en su último tramo e inicios de los 1930s, el deterioro de la situación económica con las agobiantes condiciones impuestas a Alemania en Versalles, los efectos de la crisis capitalista de 1939 y la ineficacia de los sucesivos gobiernos de la «Coalición de Weimar», catapultó el apoyo al NSDAP. Además, el triunfo de la arremetida fascista liderada por Benito Mussolini en Italia daba una referencia a los nazis, así como sucedía con los grupos de extrema derecha nacionalista de la Europa de entreguerras.

En las elecciones presidenciales del 10 de abril de 1932, las últimas presidenciales de la Alemania de Weimar, fue reelecto Paul von Hindenburg (que ya había triunfado en 1925), con el respaldo de la «Coalición de Weimar». Obtuvo el 49.5% en primera vuelta (18.6 millones de votos), y 53% en la segunda (19.3 millones). Por su parte, Adolf Hitler, obtuvo un 30.1% en primera vuelta (11.3 millones de votos), y 36.7% en segunda (13.4 millones). Ernst Thälmann, la candidatura del Partido Comunista, obtuvo 13.2% (4.9 millones) en primera vuelta y 10.2% en segunda y (3.7 millones) [* En la Constitución de Weimar, pasaban a segunda vuelta las tres candidaturas más votadas].

En las elecciones parlamentarias de 1932 el partido Nazi había bajado en votación, de 13.7 millones en julio, a 11.7 en noviembre. Con todo, la situación de entrampamiento político generó las condiciones para que el NDSAP y Hitler quedaran en posición ventajosa en el escenario. En ese marco, el Presidente Paul von Hindenburg designó a Adolf Hitler como Canciller de Alemania el 30 de enero de 1933, con el apoyo del NDSAP y del Partido Nacional del Pueblo Alemán (DNVP), y figuras conservadoras como el ex canciller Franz von Papen, dirigente referencial del Zentrum que renunció al partido y será nominado como Vicecanciller del Reich, y más tarde se incorporará al partido nazi. La «Coalición de Weimar» se había roto, y parte de los centristas conservadores respaldaron el ascenso de Adolf Hitler a Canciller. El NSDAP sólo tenía a 2 ministros en el gabinete acordado, pero el dato no menor es que con el Ministro del Interior a cargo de las policías, en manos de Wilhelm Frick, y de Hermann Göring, quien habría sido nombrado en abril de 1932 como Ministro de Prusia (el Estado más importante del país) por Franz von Pappen.

Adolf Hitler y el Presidente Paul von Hindenburg. Von Hindenburg, monarquista conservador apoyado por las derechas nacionalistas y el centrismo, respaldó el ascenso de los Nazis y la persecución y finalmente proscripción de los comunistas y la izquierda.

El silencio del Zentrum ante la persecución nazi a los comunistas tras el incendio del Reichstag

La noche del 27 de febrero de 1933, el incendio del Reichstag marca un punto de inflexión en la historia alemana. Los nazis, con 4 semanas encabezando el gobierno alemán, culpan inmediatamente a los comunistas y utilizan el suceso como excusa para suspender las libertades civiles e iniciar una brutal represión contra el Partido Comunista de Alemania (KPD). En este contexto, la posición del Zentrum, tradicional defensor de la democracia parlamentaria, resultó crucial.

El día posterior al incendio, el gobierno nazi emite el Decreto del Incendio del Reichstag, que suspendió derechos fundamentales y permitió la detención masiva de militantes comunistas. Frente a esta medida el Zentrum no condenó públicamente la represión, a pesar de que algunos de sus miembros expresaron en privado su preocupación. La dirigencia del Zentrum, encabezado por Ludwig Kaas, optó por no desafiar a Hitler, entre otros motivos por el temor a que una oposición frontal llevara a la prohibición del propio partido, y el simple cálculo de que con ello se eliminaba a quienes había declarado hace rato como enemigos.

Por otra parte, la prioridad declarada del Zentrum era proteger los intereses de la comunidad católica, optando por negociar con los nazis, como lo habían hecho ya muchas veces en los años anterioes, antes que defender a los comunistas.

En esas condiciones, sólo unos días tras el incendio del Reichstag, y en medio de la proscripción, persecución y detención de comunistas y militantes de izquierda, se realizaron las últimas elecciones mínimamente competitivas en la Alemania de la Constitución de Weimar, el 5 de marzo de 1933. En ellas, a pesar de la proscripción y abierta represión, 81 candidaturas del Partido Comunista obtuvieron su escaño parlamentario. Muchas ya estaban detenidas, otras serían detenidas en los días y semanas posteriores.

Fueron acusadas 5 personas, Ernst Torgler, parlamentario del Partido Comunista de Alemania, KPD, los búlgaros Gueorgui Dimitrov (quien luego será Secretario de la Internacional Comunista), Blagoy Popov, Vasil Tanev, y el joven neerlandés Marinus van der Lubbe, el único que fue arrestado en el mismo sitio del suceso. El proceso judicial, se llevó a cabo entre septiembre y diciembre de 1933 en el Tribunal Supremo de Leipzig (por lo que se le conoció como «Juicio de Leipzig»), y la sentencia fue emitida el 23 de diciembre de 1933. Solamente fue condenado Marinus van der Lubbe, quien fue ejecutado el 10 de enero de 1934 por «alta traición» e incendio premeditado.

El proceso judicial fue objeto de múltiples críticas y sospechas de complot orquestado por los nazis, falta de pruebas incriminatorias contra los comunistas. Los 4 dirigentes comunistas fueron absueltos, con una notoria inconsistencia en las acusaciones que indicaban a Marinus van der Lubbe como único autor del atentado. Entre estas inconsistencias, peritos indicaron que era prácticamente imposible que una sola persona hubiese podido provocar un incendio de esa magnitud, en un edificio de grandes proporciones y a oscuras. Como se acreditó en el juicio, Van der Lubbe tenía grandes problemas a la vista.

Los acusados por el incendio del Reichstag. Fuente: captura de pantalla del documental de Mickaël Gamrasni sobre el incendio del Reichstag. Finalmente, sólo el neerlandés Marinus van der Lubbe fue condenado,

Por otra parte, Hermann Göring, como Ministro de Prusia desde abril de 1932 (nombrado por el Canciller Franz von Papen aún militante del Zentrum), controlaba la policía prusiana y la policía política, y había realizado una purga de los agentes que no pertenecían a las filas de la extrema derecha nacionalista encarnada en el NSDAP, cuestión que se acrecentó con el nombramiento de Adolf Hitler como Canciller semanas antes, el 30 de enero. Es decir, Göring y con él los nazis, tenía el control completo de las policías. Y frente al edificio del Reichstag, se encontraba su residencia. Y ambas instalaciones tenían un túnel reservado que las conectaba.

Göring llegó rápidamente al incendio junto con Hitler y Joseph Goebbels, y declaró de inmediato que era un «atentado comunista», sin esperar investigaciones, y ordenando detenciones masivas de comunistas y opositores.

Con el «Decreto del Incendio del Reichstag» dictado al siguiente día por el Presidente Paul von Hindemburg (el 28 de febrero), se suspendieron derechos civiles y desató una brutal cacería de comunistas y militantes de izquierdas, dando un paso más en el Golpe de Estado continuado contra la República de Weimar y en la instalación de la dictadura nazi.

En el mismo transcurso de esos meses, numerosos observadores y los propios comunistas levantaron una campaña de denuncia de las irregularidades y falsedades del proceso judicial. Más tarde, en los Juicios de Núremberg (1946), el general nazi Franz Halder testificó que Göring le había dicho en 1942: «El único que realmente sabe algo del Reichstag soy yo, porque yo lo quemé».

En 1980, un tribunal alemán anuló parcialmente la sentencia contra Marinus van der Lubbe, eliminando la acusación de «alta traición», pero mantuvo la de incendio. En 2008, el Estado alemán lo indultó póstumamente bajo una ley que anuló las condenas nazis injustas, reconociendo que fue víctima de un juicio irregular con notoria falta de pruebas y de garantías de imparcialidad.

El voto decisivo del «Zentrum» en la aprobación de la «Ley Habilitante» a Hitler

Días después del incendio del Reichstag y el Decreto que ilegalizaba al Partido Comunista, se celebran el 5 de marzo las últimas elecciones «competitivas» bajo la República de Weimar. En ella, de los 647 escaños en total, el Partido Comunista obtiene 81 escaños, a pesar de su ilegalización y de que ya sus dirigencias, parlamentarios, candidaturas y militantes estaban siendo objeto de una cruda persecución en manos de la policía alemana y los grupos de choque nazis de las Sturmabteilung, las «SA» conocidas también como «camisas pardas» que superaban el medio millón de integrantes.

Dos semanas más tarde, el 23 de marzo de 1933, el Reichstag vota la Ley Habilitante, que otorgaba a Hitler poderes en la práctica extraordinarios, consumándose otro paso más en el Golpe de Estado y en la arremetida dictatorial de los nazis. Para la aprobación de esta ley, según la Constitución de Weimar, se requerían dos tercios de los miembros del Parlamento. El NSDAP (los Nazis) y sus más cercanos aliados no tenían los dos tercios, y necesitaban que el centrismo, encabezado por el Zentrum e integrado también por otras fuerzas menores, le dieran sus votos. Y lo lograron. El Zentrum, ahora liderado por Ludwig Kaas, negoció con los nazis «garantías» para su partido y cuestiones relativas a los derechos de la Iglesia católica, a cambio de su apoyo.

El «Zentrum» justificó su voto afirmando que buscaba «evitar un mal mayor» y proteger a la Iglesia Católica. Sin embargo, al validar el otorgarle poderes extraordinarios a Hitler, el Zentrum y el centrismo liberal – conservador contribuyeron de manera crucial, permitiendo no solo la consolidación de la persecución contra los comunistas, sino también la futura prohibición de todos los partidos, incluido él mismo.

¿Fue el Zentrum cómplice del ascenso nazi?

Las posiciones del Zentrum pueden caracterizarse como una pasividad culpable y/o como una oportunista estrategia de supervivencia política y abierta complicidad. Al no oponerse a la ilegalización del KPD y al apoyar la Ley Habilitante, el partido facilitó el establecimiento de la dictadura. Es más, mirado en retrospectiva, tuvo desde mucho antes de aquello, una actitud permisiva y colaboradora con los nazis, como en el caso de dirigencias como Franz von Papen, quien desde el cargo de Canciller dio lugar al nombramiento del nazi Hermann Göring como Ministro de Prusia en abril de 1932. Es cierto que von Papen luego fue expulsado del Zentrum, pero estas cercanías dan cuenta de una extendida postura de los sectores centristas alemanes, que de una u otra forma colaboraron en el Golpe de Estado de los Nazis contra la República de Weimar.

Así, participaron en la generación de las condiciones para la crecida en poder de parte de Adolf Hitler, prefiriendo aliarse con los nazis antes que intentar llegar a acuerdos con las izquierdas socialdemócrata y comunista. El análisis de los años que preceden a la final arremetida no da lugar a dudas: Para el grueso de los centristas, eran preferibles los nazis antes que los comunistas. Cuando se percataron de las verdaderas intenciones de los nazis, ya era tarde. Allí, muchos centristas se retiraron a una pasiva y acomodaticia posición frente a la trayectoria del Tercer Reich, cuando no lo integraron activamente, como en el caso del mismo Franz von Papen. Algunos otros sectores, menores en comparación con los perseguidos sectores de izquierdas, se unieron a la resistencia.

En ese sentido, el Zentrum y el centrismo conservador-liberal fueron abiertamente cómplices del Golpe de Estado continuado contra el régimen constitucional de Weimar. El silencio de estos sectores ante las persecuciones y detenciones masivas de comunistas sentó un precedente hacia la persecución y proscripción del resto de los partidos políticos, cuestión que se verificará en julio de 1933.

Disolución y legado en la Unión Demócrata Cristiana alemana (CDU)

El Zentrum se disolvió en julio de 1933, siguiendo el destino de todo el resto de los partidos, exceptuando el NSDAP. Algunos de sus miembros se unieron a la resistencia, pero la mayoría optó por una actitud pasiva ante el nuevo régimen. Con posterioridad, desde los sectores otrora integrantes del Zentrum se formará a partir de la rendición nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial la Unión Demócrata Cristiana alemana (CDU), principal partido de la Alemania Occidental y de donde provendrá el Primer Canciller de la Alemania Occidental, Konrad Adenauer, quien también había sido militante del Zentrum.

En cuanto a Franz von Papen, tras ser desplazado del cargo de Vicecanciller en el que había sido instalado gracias al acuerdo que puso a Hitler de Canciller en enero de 1933, fue funcionario de segunda línea en el Tercer Reich, desempeñándose como diplomático, Embajador en Austria, y luego en Turquía. Fue juzgado y absuelto en los Juicios de Nüremberg, aunque fue parte de los altos funcionarios nazis señalados en las iniciativas de desnazificación impuestas por los aliados en las dos alemanias que resultaron de la caída del Tercer Reich. Franz von Papen manifestó en numerosas ocasiones estar «arrepentido» de sus acciones cómplices con el ascenso de los Nazis y Hitler al poder.

En la Alemania Occidental, el gobierno democratacristiano encabezado por el Canciller Konrad Adenauer, se opuso a estas iniciativas de desnazificación, por lo que muchos ex nazis incluso se integraron a funciones de la nueva administración y gobierno de la República Federal Alemana occidental, bajo la conducción de la Unión Democráta Cristiana, la CDU. Por ejemplo, como se conoce desde América Latina, algunos nazis fueron «reciclados» en el BND (Bundesnachrichtendienst), el servicio de inteligencia exterior de la Alemania occidental, participando y colaborando del terrorismo de Estado en las dictaduras del Cono Sur (por ejemplo, mediante el enclave nazi alemán de «Colonia Dignidad» en el sur de Chile).

Aunque la actuación del Zentrum se dio en el marco de un convulso escenario y la arremetida y Golpe de Estado de los nazis contra la República de Weimar que tuvo múltiples factores, con responsabiidades de variado tipo tanto externas a Alemania como internas, es notorio que el centrismo colaboró activamente en darle condiciones a Hitler y los nazis para su toma del poder total del país. Aunque esta trayectoria de sucesos ha sido y es objeto de debate histórico, y es debatible el margen de acciones que tenían los distintos actores no nazis frente a la arremetida fascista, el rol del Zentrum y del centrismo ha sido subvalorado e incluso omitido en muchos análisis y reseñas, en circunstancias que el Zentrum y otros sectores centristas dieron en momentos claves y expresamente el apoyo a la arremetida golpista de los nazis y la instalación del Tercer Reich liderado por Adolf Hitler.


Fuentes:

Violencia y política en el ascenso nazi al poder, J.M. Fernández.

Notas sobre el acceso del nacional-socialismo al poder, José Luis Martín Ramos, Espai Marx.


Libros:

Anatomía del Fascismo, Robert O. Plaxton.

La muerte de la democracia, Benjamin Carter Hett.

The Reichstag fire. The case against the Nazi Conspiracy, Sven Felix Kellerhoff.


VIDEOS:

Documental sobre el incendio del Reichstag de la televisión francesa (Mickaël Gamrasni):

El ascenso de Hitler y los Nazis, por el historiador Pablo Borda:


NOTA RELACIONADA:

¿Hitler comunista? ¿Los Nazis de izquierda y socialistas? Desmontando una absurda falsificación de la memoria histórica

Mostrar más

Ver también

Botón volver arriba