La Vivienda Digna y Derecho a la Ciudad en el gobierno de la Unidad Popular y Salvador Allende
Continuamos con la serie de notas «Vencimos para construir» iniciada con la UNCTAD III como ícono de la obra y legado del gobierno de la Unidad Popular y Salvador Allende, en esta ocasión abordando la intensa política de construcción de viviendas, que venían a suplir un creciente déficit habitacional que había ido aumentando en las décadas pasadas de una masiva migración desde el campo a la ciudad, y que había sido tratada con varias iniciativas desde el Estado que no lograban cubrir a cabalidad la inmensa demanda por vivienda digna.
En 1970, al llegar al gobierno, el déficit en viviendas se calculaba al menos en 500 mil familias, y sólo en Santiago, habían 60 mil familias viviendo en campamentos. Relata Miguel Lawner: «El suministro de agua potable era un servicio desconocido en las áreas rurales, y escaso en muchas agrupaciones urbanas abastecidas mediante un modesto pilón o grifo. El alcantarillado no cubría las áreas populares de expansión urbana, proliferando los pozos negros. Faltaban escuelas, policlínicos, juegos infantiles y áreas verdes. En fin, las demandas eran múltiples, muy por encima de las respuestas ofrecidas hasta entonces por el estado».
Habían un número muy grande de familias viviendo en campamentos o «poblaciones callampas», y otras tantas vivían como allegadas. La presión por obtener vivienda se había ido expresando en variadas políticas estatales, y en un sinnúmero de formas de organización social, a veces plasmándose en las conocidas «tomas», que con la efervescencia y el impetú de organizatividad social tendieron a incrementarse durante el período 1970-1973, aumentando el desafío con el que se encontraba el gobierno al asumir en esta materia.
A su vez, el gobierno profundizó e intensificó la acción de los órganos estatales creados en los gobiernos anteriores para abordar la política de vivienda y urbanismo, como la CORVI (Corporación de la Vivienda), la CORMU (Corporación de Mejoramiento Urbano), la CORHABIT (Corporación de Servicios Habitacionales), y Corporación de Obras Urbanas (COU), entre las cuales se fueron forjando los profesionales y cuadros técnicos que desarrollarán la intensa política de vivienda y urbanismo del gobierno de Salvador Allende.
La vivienda digna en el «Programa Básico de la Unidad Popular»
En el programa de la Unidad Popular se detallaba con mucha extensión en el capítulo de nombre «Tareas Sociales»:
«TAREAS SOCIALES. Las aspiraciones sociales del pueblo chileno son legítimas y posibles de satisfacer. Quiere, por ejemplo, viviendas dignas sin reajustes que esquilmen sus ingresos; escuelas y universidades para sus hijos; salarios suficientes; que terminen de una vez las alzas de precio; trabajo estable; atención médica oportuna; alumbrado público, alcantarillado, agua potable, calles y aceras pavimentadas; una previsión social sin privilegios, justa y operante, sin pensiones de hambre; teléfonos, policías, jardines infantiles, canchas deportivas; turismo y balnearios populares. La satisfacción de estos juntos anhelos del pueblo – que en verdad constituyen derechos que la sociedad debe reconocerle – será preocupación preferente del Gobierno Popular. Puntos básicos de esta acción de gobierno serán:
(…) d) Se destinarán fondos suficientes a fin de llevar a cabo un amplio plan de edificación de viviendas. Se desarrollará la industrialización de la construcción de la construcción controlando sus precios, limitando el monto de las utilidades de las empresas privadas o mixtas que operan en este rubro.
En situaciones de emergencia se asignarán terrenos a las familias que los necesiten, facilitándoles ayuda técnica y material para edificar sus viviendas.
El Gobierno Popular tendrá como objetivo de su política habitacional que cada familia llegue a ser propietaria de una casa habitación. Se eliminará el sistema de dividendos reajustables.
Las cuotas o rentas mensuales que deban pagar los adquirientes y viviendas y arrendatarios, respectivamente, no excederán, por regla general, del 10% del ingreso familiar.
Llevar adelante la remodelación de ciudades y barrios, con el criterio de impedir el lanzamiento de los grupos modestos a la periferia, garantizando los intereses del habitante del sector remodelado, como del pequeño empresario a allí labore, asegurando a los ocupantes su ubicación futura».
El gobierno con más viviendas construidas por año
A pesar de las dificultades derivadas por los problemas heredados del gobierno anterior y de las propias de las medidas de asedio y agresión en el campo internacional hacia la economía chilena, el gobierno de la Unidad Popular logró construir un promedio anual de viviendas que supera a los gobiernos de Alessandri, Frei Montalva, y la dictadura de Pinochet, llegándose a construir 158 mil viviendas, un promedio de 52 mil anuales. Estas fueron asignadas preferentemente a los sectores populares de más bajos ingresos, lo cual significó un cambio sustantivo frente a las políticas anteriores, que hacían depender la asignación a los ahorros de cada familia.
La construcción de viviendas no fue la única vía de acción que tuvo un crecimiento durante el gobierno de la Unidad Popular. Se desarrollaron unas «Nuevas Líneas de Acción»: la construcción de «unidades progresivas», de paquetes de materiales de construcción, unidades sanitarias, obras de equipamiento social, y mejoramiento de infraestructura.
La participación popular en la política de vivienda
Se instalaron «Comités Paritarios» integrados por delegados comunales del Ministerio de Vivienda (en especial de Corhabit), y de los comités de pobladores, que fueron constituyendo una verdadera red de niveles comunales y provinciales en significativa parte del país. El gobierno promovió con fuerza la generación de estas instancias de organización popular, y desde esos espacios surgirán dinámicas de organización que decantarán en los llamados «comandos comunales» y otras instancias de organización popular.
Además de esta densa organizatividad de los propios pobladores, la Unidad Popular acompañó los planes gubernamentales con una extensa campaña de trabajo voluntario, coordinado especialmente con universidades y federaciones de estudiantes.
El trabajo voluntario se dirigió en buena parte hacia los planes de mejoramiento urbano y provisión de servicios básicos (alcantarillado, agua, electricidad) para barrios populares en zonas urbanas y a sectores rurales de bajos ingresos.
La industria soviética chilena KPD
Un hecho adicional, que da para una nota en detalle por lo referencial e ilustrativo y todo lo que significó, fue la donación de la fábrica KPD por parte de la URSS al Estado de Chile, entrega que fue realizada a propósito del terremoto de julio de 1971, que provocó una enorme destrucción en infraestructuras y viviendas, agravando la situación habitacional («Terremoto del 8 de julio de 1971: Una experiencia de reconstrucción y reactivación tras la catástrofe», Universidad de Chile).
La industria permitió construir un importante número de viviendas en el poco tiempo en que alcanzó a funcionar bajo el gobierno popular. Con el Golpe de Estado, la Junta Militar ordenó la detención de sus trabajadores y por cierto los asesores soviéticos debieron volver a su país. La fábrica siguió funcionando hasta 1979 realizando un sinnúmero de proyectos (ver Conjuntos Habitacionales KPD, V Región, PUCV), pero con un uso distinto al originalmente planeado, dirigiéndose a la construcción de edificios de sectores medios, a diferencia del proyecto inicial que tenía como prioridad la construcción de viviendas para los sectores más desaventajados del país. Finalmente fue desmantelada y vendida por la Junta Militar, interumpiéndose una valiosa experiencia en ingeniería y tecnología de punta para la época.
«Ahora vamos p`arriba», la construcción en altura
Una muestra del perfil vanguardista que marcó todas las políticas públicas del gobierno de la Unidad Popular y que se expresaron también en la políticas de vivienda, dice relación con la promoción de modelos de urbanismo y arquitectura modernista. En la construcción de viviendas, esto se debía expresar entre otras cosas en superar ciertas claves culturales como la preferencia por la construcción de casas en horizontal versus la vivienda en altura, donde las reticencias eran no menores.
Para esto, se ideó todo un plan de promoción de las viviendas en altura, como se grafica en este díptico «Vamos pa’arriba» con el que se intentaba incidir en las preferencias culturales de las familias;
Villa compañero Ministro Carlos Cortés o Villa San Luis
Un objetivo decidido de la política de vivienda y urbanismo fue el ir superando la enorme segregación social urbana que existía en las ciudades del país. Un proyecto emblemático en esta dirección fue la Villa San Luis o «Villa compañero Ministro Carlos Cortés», ubicado en la Comuna de Las Condes, que fue asignado a familias de bajos ingresos en una zona que ya en ese tiempo comenzaba a constituirse en zona de altos ingresos y de usos comerciales con alto precio de sus terrenos.
El caso de la Villa San Luis fue emblemático. Así lo describe Miguel Lawner:
«Abril de 1972. En esta fecha, hicimos entrega de los primeros 250 departamentos en la Villa San Luis de Las Condes, el conjunto habitacional que a esas alturas habíamos bautizado como Población Ministro Carlos Cortés, en homenaje al Ministro de la Vivienda, fallecido poco antes, y bajo cuyo mandato se había implementado nuestro primer programa habitacional. Planificamos la entrega un día domingo, en lo que constituyó una actividad conmovedora e inolvidable. Algunas familias provenían de las riberas del Mapocho, otras llegaban de las inmediaciones de la faena, adonde habíamos establecido un campamento en tránsito.
Del barro al pavimento, de la oscuridad a la luz, de un modesto rancho a un confortable departamento. Para la mayoría constituía un sueño inalcanzable. Varias madres lloraron al recibir las llaves de manos de los dirigentes poblacionales, quienes manejaron toda la operación con extremo celo. Muchachos investidos de una autoridad conferida por sus propios compañeros y que se comportan como auténticos dueños de casa. Conocen los planos al detalle, las asignaciones, los números de los departamentos. Instruyen con seguridad acerca del manejo de artefactos sanitarios o tableros eléctricos. Aconsejan el abandono de trastos inútiles. “¡Para qué se trae estas tablas podridas, compañerita!…vea los lindos closets que le tenemos”. (Miguel Lawner, «Fulgor y agonía de la Villa San Luis»)
Además de la Villa Ministro Carlos Cortés, se realizaron otros proyectos emblemáticos como el Concurso Internacional Santiago Centro Poniente 1972, y la VIEXPO, encuentro internacional por la vivienda como un derecho, y no una mercancía.
La obra del gobierno popular fue emblemática en cuanto a su intensidad y extensión, siendo un ejemplo de cumplimiento de los compromisos programáticos y un significativo éxito como parte de las políticas sociales desplegadas en los mil cuarenta y siete días de gobierno.
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Notas web recomendadas:
Vivienda soviética: de Moscú a La Habana y Quilpué, La Raza Cómica.
Viviendas soviéticas: El tesoro habitacional escondido de Macul, Tejer.
“Una casa digna”. Pobladorxs, proyectos y utopías urbanas durante la Unidad Popular (1970-1973), web «La Internacional de Allende».
Libros y artírecomendados:
«Viviendas dignas para hombres dignos» de Miguel Lawner, en Salvador Allende. Presencia en la ausencia, Lom Ediciones, 2008.
«El movimiento de pobladores durante la Unidad Popular, 1970-1973», Mario Garcés.
KPD. Historia social y memoria de una fábrica soviética en Chile, Andrés Brignardello Valdivia, Editorial América en Movimiento, 2016.
«Exhibir, traducir. Arquitectura con agenda social en la Exposición Internacional de la Vivienda, VIEXPO 72», Beatriz Coeffé Boitano, Revista INVI, 2023.