Sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por agresiones de Estados Unidos a Venezuela refuerza posición venezolana y se cuestiona actos de agresión de EEUU

En una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU este martes, la política de agresión de Estados Unidos contra Venezuela fue sometida al escrutinio y a la condena internacional. La solicitud de debate, hecha por el embajador venezolano Samuel Moncada, expuso ante el mundo la peligrosa escalada de hostilidades de Washington, que ha mutado de una fallida narrativa sobre narcotráfico a una abierta campaña de apropiación de los recursos energéticos de la nación suramericana, que significan una amenaza para toda la región. Sus posiciones fueron compartidas por los representantes de la República Popular China y la Federación Rusa, ambos miembros permanentes de la máxima instancia de las Naciones Unidas, junto con otras voces como las del Gobierno de Brasil.
La sesión del Consejo de Seguridad de la ONU fue convocada debido a la sucesión de acciones del gobierno estadounidense, que bajo el mando de Donald Trump, ha desplegado la mayor movilización militar en el Caribe en décadas, con 15.000 efectivos, buques de guerra, portaviones y aviones. Esta fuerza, inicialmente justificada con acusaciones infundadas contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, ha dejado un rastro de sangre: al menos 104 personas asesinadas en una veintena de bombardeos contra embarcaciones menores en el Caribe y el Pacífico, hechos que han forzado a la ONU a pedir «investigaciones independientes urgentes» para evitar ejecuciones extrajudiciales.
El verdadero objetivo, sin embargo, quedó al descubierto en las propias declaraciones del gobierno estadounidense: Washington ha ordenado un «bloqueo total» de petroleros y amenaza con el uso de la fuerza para apoderarse de las mayores reservas de crudo del mundo, propiedad del pueblo venezolano. En un giro discursivo cínico, ahora acusa a Venezuela de usar recursos «robados» para financiar el «narcoterrorismo».
Una victoria diplomática para Venezuela y un aislamiento relativo para EEUU
La cancillería venezolana calificó el resultado de la sesión como «una gran victoria«. El canciller Yván Gil destacó que «ningún país del mundo, ni siquiera los aliados históricos de Estados Unidos, avala el uso ni la amenaza del uso de la fuerza, en violación de la Carta de la ONU». La comunidad internacional, en pleno Consejo de Seguridad, desmontó el pretexto imperialista y dejó al descubierto la verdadera intención: un acto de piratería y colonialismo basado en la anacrónica Doctrina Monroe.
Solidaridad internacional y condena unánime al imperialismo
El respaldo a Venezuela fue contundente y provino de actores claves en la defensa del multilateralismo, como los gobiernos de la Federación Rusa y de la República Popular China:
El embajador de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, fue categórico: «El bloqueo ilegal impuesto por Estados Unidos a la costa de Venezuela es un auténtico acto de agresión». Condenó enérgicamente la captura de petroleros y responsabilizó a Washington de las «catastróficas consecuencias» de su comportamiento ‘cowboy’ para el pueblo venezolano.
Entretanto, el representante de la República Popular China, Sun Lei, instó a EEUU a «detener inmediatamente su campaña». Denunció que las acciones estadounidenses «infringen gravemente la soberanía, violan de manera grave la Carta de la ONU y amenazan la paz y seguridad en América Latina». China rechazó el unilateralismo, la intimidación y las sanciones ilegales, reafirmando el derecho de Venezuela a cooperar y defenderse.
Por su parte, el representante del gobierno de Brasil, pidió «el cese inmediato» del bloqueo naval anunciado por EE.UU. contra Venezuela.
Estados Unidos acusa a Maduro de liderar una organización narcoterrorista
El embajador de Estados Unidos rechazó de forma tajante cualquier reconocimiento a Nicolás Maduro como autoridad legítima de Venezuela y lo calificó como un “fugitivo de la justicia estadounidense” y jefe del denominado Cartel de los Soles, designado por Washington como organización terrorista extranjera.
Michael Waltz sostuvo que Maduro está en el poder mediante elecciones “robadas” y afirmó que el régimen utiliza los beneficios de la venta de petróleo para financiar redes criminales y terroristas. Según Estados Unidos, los buques petroleros sancionados constituyen una de las principales fuentes de ingresos del Gobierno venezolano y permiten sostener sus actividades narcoterroristas.
El representante estadounidense defendió la aplicación estricta de sanciones, incluidas las interdicciones en aguas internacionales, argumentando que de lo contrario estas medidas carecerían de efectividad. Asimismo, acusó al Gobierno venezolano de cooperar con organizaciones y actores armados extranjeros, permitiéndoles operar en su territorio. Washington sostuvo que estas acciones representan una grave amenaza para la estabilidad y la seguridad del hemisferio y aseguró que continuará adoptando todas las medidas necesarias para proteger a la región y a su población.
Las posiciones de Estados Unidos fueron seguidas por sus aliados occidentales, entre otros de los miembros permanentes del Consejo, los representantes del Reino Unido y Francia.
Un mensaje claro para Washington
La sesión del Consejo de Seguridad envió un mensaje inconfundible a la Casa Blanca: su política de agresión, bloqueo y colonialismo económico contra Venezuela no tiene aval internacional y constituye una grave amenaza para la paz regional. El doble rasero y las mentiras fueron expuestos. La comunidad global, representada en el máximo órgano de seguridad, se alineó con el derecho internacional y la Carta de la ONU, no con la voluntad depredadora de una potencia que intenta, una vez más, someter a un pueblo soberano para robar sus riquezas.
América Latina y el Caribe no son el patio trasero de nadie. La solidaridad de Rusia, China y la amplia mayoría de naciones con Venezuela marca un punto de inflexión en la resistencia contra el imperialismo y defiende un principio fundamental: los recursos de los pueblos les pertenecen sólo a ellos, y su soberanía es innegociable.






