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Trump amenaza ahora a Nigeria con pretexto de supuesto «genocidio contra cristianos»: Una nueva agresión con miras al petróleo y las riquezas de África

El presidente estadounidense Donald Trump amenazó con una intervención militar contra Nigeria, acusando a su gobierno de no proteger a la comunidad cristiana. A través de Truth Social, declaró: “Estados Unidos suspenderá de inmediato toda ayuda a Nigeria, y es muy posible que ingrese a ese país ahora desacreditado ‘con las armas en mano’. Si atacamos, será rápido, brutal y dulce, ¡al igual que los matones terroristas atacan a nuestros QUERIDOS cristianos!”. Su secretario de Defensa, Pete Hegseth, respondió con un seco “Sí, señor”. Tras el pretexto de un supuesto «genocidio contra los cristianos», las amenazas apuntan a un estratégico país de África, el más poblado, con cuantiosas riquezas naturales entre ellas abundantes reservas de petróleo, el cual ha comenzado a procesar entre otros factores gracias a la crucial y cada vez más estrecha colaboración con China, y que ha ingresado a los BRICS en enero de este año.

El contexto nigeriano

Nigeria, el país más poblado de África con 232 millones de personas (el sexto a nivel mundial), presenta múltiples divisiones étnicas, religiosas y de clase. Aproximadamente el 53% de su población es musulmana y el 45% cristiana. En el norte del país hay más musulmanes, en el sur, cristianos. Precisamente, Nigeria se ubica entre los países que marcan esta división religiosa y geográfica presente en África: hacia el norte (norte de África, Sahel), mayorías musulmanas, hacia el sur, mayoría cristiana y de otras religiones tradicionales o tribales africanas.

Por su parte, la inseguridad tiene múltiples orígenes: desde insurgentes islamistas como Boko Haram o el Estado Islámico (ISWAP) en el noreste, hasta facciones de pastores fulani armados en el centro-norte, y bandas criminales con disputas agrarias en el noroeste y la zona central.

Un informe del Observatory for Religious Freedom in Africa (ORFA) para el periodo 2019-2023 registra cerca de 55.910 muertes en 9.970 ataques. De estas, al menos 16.769 correspondieron a cristianos y 6.235 a musulmanes. En los estados afectados, los cristianos tenían una probabilidad 6,5 veces mayor de ser asesinados.

No obstante, estas cifras no capturan la complejidad del conflicto. Muchas muertes se deben a disputas de tierra, desplazamientos, abandono estatal y crimen organizado, y no exclusivamente a una persecución específica contra cristianos y menos a un presunto “genocidio cristiano”. Las organizaciones terroristas que operan no tienen principalmente un foco en los cristianos, si no que sus ibjetivos son indiscriminados

Lo que hay detrás de la amenaza de Trump

La amenaza de Trump se produce en un contexto donde su base política incluye importantes sectores cristianos en especial evangélicos que exigen la protección de los “cristianos perseguidos” en el extranjero.

Pero más allá de las cuestiones religiosas, Nigeria es un país clave para los intereses geopolíticos por su petróleo, su posición en África occidental y sus relaciones con China y el mundo multipolar, oficializado entre otras iniciativas en su entrada a los BRICS como país socio en enero del 2025, todo lo cual convierte cualquier intervención estadounidense en un movimiento con amplias implicaciones estratégicas.

Tras las amenazas de Trump, irrumpieron manifestaciones en diversas ciudades de Nigeria, lo que evidencian un amplio rechazo popular a la amenaza injerencista de Trump (Irrumpen Protestas en Nigeria por las amenazas militares de Trump, Anadolu Agency). En ciudades como Kano, se alzaron carteles con lemas como “No hay genocidio cristiano en Nigeria” o “Los EE.UU. quieren controlar nuestros recursos”.

Por su parte, el Gobierno nigeriano ha reafirmado que su Constitución garantiza la libertad religiosa y rechaza cualquier acusación de persecución estatal («No necesitamos botas de soldados de EE.UU. en nuestro territorio»: Nigeria sobre la amenaza militar de Trump», RT en español).

El petróleo de Nigeria y la refinería de Dangote

La refinería Dangote de Nigeria fue inaugurada en 2023 para refinar las materias primas en la propia África, sin que salgan del continente y no haya que reimportarlas desde Occidente, de esta forma las multinacionales occidentales no se beneficiarían del procesado. Se trata de un mega proyecto construido y ejecutado con apoyo chino, en el marco de la creciente cooperación entre el Estado nigeriano y la República Popular China, además del ingreso de Nigeria a los BRICS como país socio, proceso que fue oficializado en enero de este año.

Desde 2023, las multinacionales occidentales no han parado de boicotear e intentar que la refinería Dangote se hundiera, hablamos de las refinerías más grandes de Occidente, como Shell y TotalEnergies, que dominan el saqueo del petróleo en toda África desde hace décadas, debido a que la refinería Dangote ha comenzado a afectar a sus beneficios económicos y posición dominante en el mercado petrolero.

La refinería de Dangote de Nigeria podría poner fin al negocio colonialista del combustible entre Europa y África, valorado en 17.000 millones de dólares, lo que supondría un duro golpe para las refinerías occidentales. Las multinacionales occidentales controlan las economías africanas, perpetuando el sistema colonial de saqueo y dependencia en la producción, además de por supuesto de conseguir evasión fiscal, materia prima a mínimo coste y mano de trabajo esclava.

Un caso más de injerencismo

La autoproclamación del presidente de EE.UU. como “salvador de los cristianos” para justificar una intervención en un país soberano es un claro ejemplo de intervencionismo neocolonial de una larga trayectoria histórica en África. Más que una defensa genuina de poblaciones vulnerables, la amenaza sirve como pretexto para una injerencia militar, económica y geopolítica.

Las dinámicas locales —pastores fulani armados, conflictos por tierra y agua, debilidad estatal— no pueden reducirse a una simple lógica de “musulmanes contra cristianos”. Simplificarlo así ignora las causas estructurales de la crisis: el latifundismo, el despojo de recursos y las políticas neoliberales que descomponen el tejido social.

La focalización exclusiva en las víctimas cristianas construye un relato selectivo que invisibiliza la opresión y violencia ejercida contra poblaciones musulmanas y campesinas. Aunque los datos indiquen que los cristianos mueren en mayor proporción en ciertas zonas, el conflicto es mucho más amplio.

Una intervención militar no solo violaría la soberanía de Nigeria, sino que agravaría la crisis local, pudiendo generar más desplazamientos, muertes civiles y una mayor dependencia de potencias extranjeras.


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