Reunión entre gobiernos de Xi Jinping y Donald Trump en Corea del Sur muestra el nuevo escenario mundial: China potencia global a la par de Estados Unidos

En un relevante encuentro entre las altas autoridades de la República Popular China y Estados Unidos en Busan, Corea del Sur, en el marco de la Cumbre APEC 2025 en Seúl, se escenificó el emergente nuevo escenario internacional, con una China que juega de igual a igual con Estados Unidos. El encuentro, solicitado por el gobierno estadounidense, terminó sin anuncios ni conferencia de prensa conjunta, y ha sido comentado como una nueva demostración del cada día más creciente poder de China. El gobierno de Xi Jinping forzó a Trump a rebalar sus aranceles a productos chinos, se negó a dejar de tener la estrecha relación comercial, política y económica con la Federación Rusa, y anunció que comenzará a utilizar mecanismos extra territoriales similares a los que ocupa Estados Unidos para «sancionar» a sus productos. Todo esto, con el trasfondo del control sobre los minerales y en especial de las tierras raras, minerales centrales en las tecnologías de punta y que se encuentran en una proporción significativa en China mientras que Estados Unidos carece de ellos y el desarrollo de su industria tecnológica y armamentística depende de estas materias.
China y Estados Unidos sellan una tregua comercial: el arte del acuerdo en tiempos de reacomodo global
En un movimiento que refleja los cambios de fondo del sistema internacional, los presidentes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, alcanzaron en esta última reunión un acuerdo parcial para reducir tensiones comerciales, poniendo en una relativa pausa una guerra arancelaria que ha marcado los últimos años de rivalidad entre ambas potencias.
Tras este encuentro, El gobierno estadounidense anunció una reducción a la mitad de los aranceles impuestos a las importaciones chinas —del 20 % al 10 %—, originalmente justificados por la Casa Blanca como respuesta al supuesto ingreso de fentanilo desde China hacia territorio estadounidense. A su vez, el gobierno de la República Popular China aceptó suspender por un año las restricciones a la exportación de tierras raras, minerales que son un recurso estratégico para las tecnologías de punta y del que China posee un muy significativo control a nivel global.
Aunque ambos gobiernos presentan el resultado como una “concesión mutua”, los analistas coinciden en que el acuerdo favorece claramente a China, que supo convertir la presión arancelaria en una oportunidad diplomática para reafirmar su poder de negociación en un contexto de transición hacia un orden mundial más equilibrado y multipolar.
El arte del acuerdo al estilo chino
Como destacó incluso The New York Times en una nota con el ilustrativo título de «El arte de dejar que Trump se atribuya la victoria, mientras uno sale fortalecido», el liderazgo de Xi Jinping aprovechó de manera magistral el peso económico del país: su posición dominante en la producción de tierras raras —insumo clave para las industrias tecnológicas— y su capacidad de compra sobre la soja estadounidense se transformaron en palancas de negociación frente a Washington.
Entre las principales concesiones obtenidas por Pekín destacan la reducción de aranceles, la eliminación de tarifas portuarias para buques chinos y el aplazamiento de los controles de exportación que habrían limitado el acceso de empresas chinas a tecnología estadounidense.
En los hechos, China logró desactivar medidas punitivas sin renunciar a su propio modelo de desarrollo, reafirmando la autonomía de su política económica.
El triunfo simbólico de Trump
Fiel a su estilo, Trump intentó presentar el desenlace como un triunfo de su gobierno. “¡Nuestros agricultores estarán muy contentos!”, celebró en Truth Social tras levantar el puño en la escalinata del Air Force One. “¡Me gustaría agradecer al presidente Xi por esto!”, añadió, intentando proyectar una imagen de éxito ante su electorado rural.
Sin embargo, como apunta Bloomberg, China realizó muchas menos concesiones que Estados Unidos, limitándose a revertir medidas que solo existían como respuesta a las imposiciones unilaterales de Trump. En términos prácticos, Pekín restauró el statu quo previo al conflicto, sin ceder en los principios que han guiado su política comercial.
Estrategia de contención y respuesta
Con esta nueva tregua, China consolida su papel como actor racional y paciente en la escena internacional, mientras que Estados Unidos continúa mostrando los límites de su poder coercitivo.
El acuerdo, más que un cierre definitivo del conflicto, simboliza el cambio de época: el paso de un mundo unipolar centrado en Washington hacia un orden internacional multipolar, donde el equilibrio y la cooperación comienzan a reemplazar la imposición y la amenaza.
El lenguaje corporal que muestra el nuevo escenario internacional
La diferencia en el lenguaje corporal levantó numerosos comentarios: Trump buscando cercanía y simpatía en Xi y la delegación del gobierno chino, y Xi Jinping con distancia y sin muchos gestos hacia Trump. En la reunión, Xi Jinping leyendo y revisando sus puntos a tratar, Trump buscando la mirada. En la despedida, Trump tras despedirse vuelve hacia Xi para decirle unas últimas palabras.
El contraste con la amistad que muiestran los encuentros entre Xi Jinping y Vladimir Putin también fueron comentados.
Fuentes: RT en español, Xinhua en español.






