Cumbre en Alaska entre gobiernos de la Federación Rusa y Estados Unidos culmina sin anuncio de acuerdos y ratifica en los hechos posición de victoria de Rusia frente a la OTAN y Ucrania

Sin acuerdo en relación a la guerra en Ucrania ni perspectiva cercana de ello, pero sí con conversaciones acerca de otros temas de interés mutuo como el acuerdo sobre armas nucleares o asuntos económicos y comerciales. Así terminó la cumbre en Alaska entre los gobiernos de Estados Unidos y la Federación Rusa, un esperado encuentro que captó la atención de medios y analistas a nivel planetario, pero que, como era de esperar, no terminaría en nada concreto. Trump necesitaba «la foto» que lo mostrarse como un «mediador» imparcial y no una parte en el conflicto (como en los hechos lo es el gobierno de Estados Unidos), además de sumar alguna gestión internacional para distender la relación con Rusia, cuyo poder ha quedado en evidencia con su continuado avance en la guerra, y en iniciativas de alcance internacional como el BRICS y el creciente poder de su economía y política internacional.
Tal como en otras ocasiones anteriores como en el viaje de Putin a China, o la Cumbre de los BRICS en Kazán, o la conmemoración de la victoria contra el Nazismo en Moscú en mayo de 2025, la narrativa de una «Rusia aislada» queda nuevamente refutada en los hechos. [AMPLIAREMOS]
Como cualquier persona informada puede constatar día a día, y al contrario de lo que se mal informó por prácticamente casi todos los medios dominantes en occidente y en países sujetos a su hegemonía mediática (como la mayor parte de nuestra América), la guerra en Ucrania entre la OTAN y Rusia va hace ya mucho tiempo cada vez de mal en peor para el bando ucraniano – otanista.
En ese contexto, Putin llegaba a Alaska en una clara posición de fuerza, demandando de Trump un reconocimiento de la victoria rusa y de sus tantas veces repetidas exigencias: desmilitarización y desnazificación de Ucrania, compromiso de su no entrada en la OTAN, y garantías de seguridad para Rusia. A esas exigencias presentadas por Rusia desde el inicio de la operación militar en febrero de 2022, el reconocimiento de la soberanía rusa sobre los significativos territorios que ya controla en lo que eran antes parte de Ucrania, es ya prácticamente un hecho. Dicha soberanía, además, ya es parte de la propia Constitución rusa en los territorios de Crimea, Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, y a medida que sigan avanzando las tropas rusas, podrían abarcar nuevos territorios.
En el camino hacia Alaska, Putin visitó e oblást de Magadán, en el extremo este del enorme país euroasiático, donde desarrolló una agenda local y visitó el monumento a los caídos rusos y estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patria, homenaje que luego repitió visitando, tras la cumbre, la tumba de los aviadores soviéticos en el panteón militar nacional de Fort Richardson, que se encuentra cerca de la base militar Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, donde se desarrolló la cumbre entre ambos gobiernos el día de ayer.
En otra escena comentada, el canciller de Rusia, Sergei Lavrov, llegó a la cita con un polerón con la sigla «CCCP», es decir, en ruso, URSS, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En el marco de la cita, en la conferencia de prensa conjunta, Vladimir Putin dejó su invitación en inglés a Donald Trump, proponiendo realizar una nueva cumbre en Moscú, cuando Trump señalaba su anhelo de una nueva reunión con nuevos avances en las tratativas bilaterales.
Entretanto, se informó que el gobernante de Ucrania, Volodimir Zelensky, visitará a Trump Washington el próximo lunes.
¿Qué tan real es el supuesto «aislamiento» de Rusia?
Por lo pronto, un notorio triunfo político del gobierno de Vladimir Putin, que se anota una visita a territorio de su principal contendor geopolítico, Estados Unidos. Contrariando la narrativa de un supuesto «aislamiento» de Rusia tras el inicio de la operación militar en Ucrania, Putin y el Gobierno de Rusia han tenido una intensa y exitosa agenda internacional, en encuentros tanto dentro como fuera de Rusia. Sin embargo, desde entonces, Putin no había viajado a países del polo de la OTAN y el euroatlantismo desde febrero de 2022, evitando además las posibles acciones legales que pudiesen seguirse contra él debido a la denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional por el régimen de Ucrania apoyada por gobiernos otanistas.
Aquí un resumen de ello: En el 2022, en junio, Putin viajó a Tayikistán y Turkmenistán (dos países anteriormente de la URSS, e integrantes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva – OTSC). En julio, viajó a Teherán, Irán. En septiembre, a Uzbekistán, y en octubre, a Kazajistán. En noviembre, a Armenia, y en diciembre, a Kirguistán y Bielorrusia.
En el 2023, Putin viajó a en octubre a Kirguistán, y a la República Popular China, en un encuentro Foro de la Franja y la Ruta. En noviembre volvió a viajar a Kazajistán y Belorrusia. En diciembre, a Emiratos Árabes Unidos, y Corea del Norte.
En el 2024, en mayo, volvió a visitar Beijing, China, y en julio, a Pyongyang, Corea del Norte. En el presente 2025, visitó Bielorrusia en junio, y ahora, Alaska, Estados Unidos.
Además, en la intensa agenda internacional de Rusia, cabe citar la Cumbre Rusia–África en Sochi en el 2023, la cumbre BRICS en Kazán, en octubre de 2024, y las conmemoraciones de la victoria contra el régimen Nazi, en mayo del 2025. En todas ellas, han concurrido numerosas delegaciones de gobiernos de decenas de países, incluyendo en muchos casos sus presidencias o jefes de gobierno.
Con el viaje a Alaska, el gobierno de Rusia encabezado por Putin rompe el bloqueo que ha tenido de parte de los gobiernos del polo euroatlantista agrupado militarmente en la OTAN.
¿Qué deja la cumbre en Alaska?
Por su parte, para Trump, la cumbre significa un logro relativo en la medida que se muestra como una especie de «mediador» en el conflicto ucraniano, desligándose de la posición de derrota que muestra de manera notoria tanto en el campo de batalla como en otras variables, como la escena internacional y el no menor éxito económico de Rusia en los últimos años. Mientras los gobiernos de la Unión Europea parecen alineados con una postura favorable a la continuidad de la guerra, Trump continúa con una postura que aparentemente parece desligada del gobierno de Zenensky, a la vez que obliga tanto a Ucrania como a la Unión Europa a aumentar el gasto militar en compras de armamento y suministros de la industria militar estadounidense. Es decir, descarga el costo de la guerra en Ucrania y Europa, a la vez que consolida una posición de aparente «neutralidad» frente al conflicto, manteniendo un fuerte impulso a la industria bélica estadounidense.