ActualidadActualidad MundoGuerra OTAN - RusiaImperialismoUcrania

Influyente medio británico The Economist hace giro en su relato y lanza dura confesión: «La guerra va mal. Ucrania y sus aliados deben cambiar de rumbo»

The Economist es un medio británico de notoria influencia y enlazado muy estrechamente con actores y elites gobernantes en el Reino Unido y occidente. Ha sido de los medios referenciales en generar una narrativa que justificó el Golpe de Estado de 2014 en Ucrania y luego la posición ucraniana en la Guerra del Donbás, además de una demonización de Rusia y el gobierno de Vladimir Putin. Desde la entrada de Rusia en el territorio ucraniano en febrero de 2022, The Economist estuvo entre los medios que narraban una supuesta victoria ucraniana y un constante menosprecio a las capacidades militares rusas.

A 2 años y medio de ello, The Economist viene girando en su relato, llegando hasta hoy, en el que lanza una nota en la que se hace una dura confesión, sobretodo si es que se toma en cuenta su cercanía con el aparato político y militar de la OTAN. El título de portada habla por sí solo: «Hora de la verdad para Ucrania». Y se continúa: «La guerra va mal. Ucrania y sus aliados deben cambiar de rumbo. Es hora de establecer objetivos de guerra creíbles y de entrar en la OTAN».

Y se continúa, «Si Ucrania y sus partidarios occidentales quieren ganar, primero deben tener el valor de admitir que están perdiendo. En los dos últimos años, Rusia y Ucrania han librado una costosa guerra de desgaste. Esto es insostenible. Cuando Volodymyr Zelensky viajó a Estados Unidos para ver al Presidente Joe Biden esta semana, llevó un «plan para la victoria», que se esperaba contuviera una nueva petición de armas y dinero. En realidad, Ucrania necesita algo mucho más ambicioso: un cambio urgente de rumbo.»

En marzo de 2022, a un mes del inicio de la «operación militar especial» o invasión de Rusia a Ucrania, The Economist titulaba categóricamente, en número en el que se entrevistaba a Volodymyr Zelensky: «Por qué Ucrania debe ganar». Desde entonces, ha mantenido una férrea defensa de la narrativa de la OTAN en el conflicto, incluyendo una constante subestimación del poder real de las fuerzas rusas, con abundante desinformación y propaganda que ha mostrado ser finalmente falsa, como en los episodios de Bucha o de Mariupol.

También, The Economist, como el grueso de los medios dominantes en los países occidentales y su extensión a medios en países subordinados a occidente, ha sido constante en encubrir el perfil nazi fascista de parte significativa de los grupos de poder y la política y sociedad ucraniana, con especial notoriedad y grados de poder tras el «Euromaidán» de 2014.


Notas relacionadas:

Notas relacionadas

Botón volver arriba