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La preparación del Golpe de Estado en la Armada: Así lo narró la Revista Chile HOY en agosto de 1973

La revista semanal «Chile HOY» dirigida por la intelectual Marta Harnecker realizó un agudo seguimiento a la preparación del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. En sus últimas ediciones tras el derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular y Salvador Allende, de hecho, le dedica la mayor parte de las portadas y un significativo número de reportajes a los acontecimientos al interior de las Fuerzas Armadas, representando documentos histórico invaluables como tantos otros de la experiencia de la «vía chilena al socialismo», a pesar de lo cual han permanecido ignorados u ocultos para buena parte de la ciudadanía.

En esta nueva nota de nuestra sección de «Memoria 50 años», hemos transcrito de manera íntegra algunos de los reportajes de la revista número 63 de «Chile HOY», semana del 24 al 30 de agosto (la antepenúltima antes de ser interrumpida por el Golpe de Estado), en la que se aborda en detalle las operaciones de preparación golpista en la Armada de Chile, con especial foco en la detención y tortura de los muchos marinos que percatándose de los inicios del plan de derrocamiento del Gobierno de Allende y la UP, se oponen a él e intentan denunciarlo, siendo injusta e ilegalmente violentados por parte de la institución armada y una abierta violación a sus derechos humanos más básicos.

Portadas de los últimos números del semanario «Chile HOY» antes del Golpe de Estado. Disponibles en web «Biblioteca Clodomiro Almeyda».

PLAN GOLPISTA EN LA ARMADA

(Revista Chile HOY nº63, 24 al 30 de agosto de 1973).

En medio de indicios cada vez más claros del grado de hostilidad contra el Gobierno y la izquierda a que están llegando sectores de las Fuerzas Armadas, la Marina vive una gravísima situación, en que un grupo de marineros y suboficiales, acusados de subversión, son víctimas de brutal represión de parte de oficiales abiertamente sediciosos. En estas páginas se denuncias sus planes, sobre la base de informaciones entregadas por los Comités de Defensa y Solidaridad de la marinería antigolpista, constituidos en Santiago y Concepción, el aparato de informaciones del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el corresponsal de Chile HOY en Concepción, Álvaro Rojas.

Desde el martes 7 de agosto, en que la Armada emitió una declaración denunciando “la gestación de un movimiento subversivo en dos unidades de la escuadra, apoyados por elementos ajenos a la institución…”, esa rama de las Fuerzas Armadas quedó en el centro del episodio político-militar más controvertido de todos los que ya se están haciendo habituales en la información y el acontecer del país. El 29 de junio el levantamiento de un grupo de oficiales del Regimiento Blindado Nº2 de Santiago demostró que el Ejército no estaba ni mucho menos al margen de la polarización política que puede advertirse en todas las instituciones chilenas, a tres años escasos del Gobierno de la Unidad Popular. La crisis provocada en el seno de la Fuerza Aérea por la renuncia de su ex Comandante en Jefe (ver pág. 5) hizo saber que algo parecido ocurría entre los aviadores militares. Pero todo esto resulta de un significado muy reducido cuando se examina lo que viene ocurriendo desde hace por lo menos dos meses en la Marina.

En ese cuerpo armado se han estado produciendo incidentes de una gravedad tal, que han obligado a parlamentarios de izquierda, a la Central Única de Trabajadores y a los propios partidos populares a denunciar los excesos contra suboficiales y soldados que sólo han manifestado su lealtad al Gobierno.

Esos excesos aparecen claramente detallados por el abogado Pedro Enríquez, en la entrevista que concedió a Chile HOY (ver págs. 32 y 29) y todo lleva a concluir que son el resultado del enfrentamiento dentro de la Armada, entre oficiales que han mantenido desde hace meses una actitud abiertamente golpista y suboficiales y marineros que se negaron a secundar sus planes. 

Según la información reunida por este semanario, aquellos oficiales habían elaborado todo un plan destinado a derrocar al Gobierno de Salvador Allende, que básicamente se apoyaba en dos puntos: 1º) utilización de la escuadra para controlar desde la costa todos los sistemas de abastecimientos del país que utilizan las vías marítimas o las carreteras cercanas al mar y 2º) contactos conspirativos con elementos derechistas de la Fuerza Aérea y el Ejército. La idea consistía en actuar ante alzamientos parciales de esas otras dos armas, como, por ejemplo, la que estalló el 29 de junio en el Blindado Nº2.

PLANES FRUSTRADOS

Estos planes, sin embargo, se vieron amenazados y de hecho frustrados, por la situación dentro de la marinería y la suboficialidad naval, donde hace meses también puede advertirse un mayoritario sentimiento antigolpista y de lealtad hacia el Gobierno constitucional. Prácticamente en todas las unidades de las tres zonas navales en que la Marina tiene dividido el territorio y la costa chilenos -Valparaíso, Talcahuano y Punta Arenas- se han estado produciendo hechos insólitos en un país donde tanto la derecha como la izquierda han cultivado una concepción “apolítica” y netamente “profesional” de la actividad militar. Oficiales derechistas han estado lanzando arengas, especialmente ante la suboficialidad, en las que se utiliza exactamente el mismo lenguaje de políticos como Onofre Jarpa y Eduardo Frei: el Gobierno no se propone rectificar su política: ya ni siquiera los más enérgicos emplazamientos dan resultados y la única “solución” consiste en derrocarlo. 

En esas mismas arengas, que fueron particularmente frecuentes durante el mes de julio, se planteaba que un primer paso fundamental consistía en destruir las organizaciones de masas de izquierdas, muy especialmente los cordones industriales y comandos comunales, utilizando la Ley de Control de Armas.

Para ir creando un clima de descontento contra el Gobierno en los cuadros navales de extracción social proletaria, los oficiales derechistas se propusieron entorpecer el abastecimiento de suboficiales y tropa. Esto fue visible en la base de Talcahuano, por ejemplo: los oficiales de la segunda zona, Ferrada, Agüero, Ramírez y Tagle y los capitanes de fragata, Minoletti y Novoa (ex segundo comandante de Crucero Lattore) se coludieron con el comerciante y dueño de supermercados Elías Saka, para negar a marineros y suboficiales el abastecimiento que en cambio recibían normalmente los oficiales. Todo era justificado por el jefe de abastecimientos de la base, capitán de fragata Martiniano Parra, quien fue el autor de una de las más violentas arengas a los suboficiales, en la base de Talcahuano, el 23 de julio: sostuvo que la situación política en el país era gravísima y que era posible que la Marina tuviese que participar en un golpe de Estado, para lo cual era esencial que se mantuviese firmemente unida. Llamó a su auditorio a no tener miedo a los civiles armados, pues éstos nada podrían hacer ante las poderosas unidades de combate de las Fuerzas Armadas.

Esta actividad, no ya deliberante, sino abiertamente sediciosa, se hizo cruda y desembozada a partir del “Tancazo” del 29 de junio. La oficialidad lucía gran seguridad en sus capacidades de mando y en sus recursos propiamente militares, muy especialmente en la capacidad para el combate y la calidad del armamento de los Infantes de Marina, los cosacos” del cuerpo, cuyo papel consistía en participar en los combates en tierra. Sin embargo, cuando se detectó la actitud leal al Gobierno constitucional en las tripulaciones, los “cosacos” pasaron a desempeñar un papel fundamental en los planes golpistas: debían incorporarse a los barcos de guerra para neutralizar a la marinería.

Todo el plan, desde la agitación golpista por la vía de las arengas hasta la creación de descontento a través de las dificultades en el abastecimiento, parecía listo para implementarse a comienzos de agosto. Los buques, dotados normalmente de pertrechos suficientes para permanecer en el mar durante 30 días, recibieron un sobreabastecimiento capaz de mantenerlos sin tocar tierra durante otros 60 días. De las unidades mayores, el Prat, el O`Higgins y el Almirante Latorre, había antes de agosto, dos en malas condiciones: el Prat y el O`Higgins. El segundo tenía prioridad en los planes de Asmar (Astilleros y Materiales de la Armada), pero fue postergado para acondicionar el Prat, más poderoso y útil para el papel de patrullaje o ataque, junto al Latorre, desde cualquier punto de la costa. El O´Higgins quedaría apostado frente a Talcahuano, dispuesto a controlar la situación en la importante bahía que cobija algunos de los centros industriales más importantes de Chile. En esta operación de cambio de planes de reparación le cupo un importante papel al contralmirante Ismael Huerta (ex Ministro de Obras Públicas y Transporte en el gabinete cívico-militar posterior al paro de octubre, muy citado por la derecha como violento opositor a los planes de reforma educacional del Gobierno para crear la Escuela Nacional Unificada, que renucnió a su cargo en una actitud muy similar a la reciente del ex Comandante en Jefe de la FACH, César Ruiz Danyau), quien se trasladó a Talcahuano para discutir el operativo con el almirante Wood, jefe de ASMAR.

Sin embargo, ya a fines de junio resultaba evidente la falta de confianza de la oficialidad en sus subordinados y muy especialmente en la marinería. Después del 29, una circular interna dispuso que sólo los oficiales se mantuvieran armados. En ASMAR de Talcahuano se cambió el régimen del casino, disponiéndose que los uniformados no comieran junto a los civiles contratados especialmente para trabajos técnicos o administrativos, sino separados por talleres. Los “armerillos” o compartimentos donde se guardan las armas livianas, fueron cambiados de lugar, a emplazamientos conocidos por los oficiales.

Marinos antigolpistas, fotos de la página «Marinos Constitucionalistas».

BASE REAL

Toda esta desconfianza tenía una base muy real: como consecuencias de las arengas golpistas de los oficiales reaccionarios, suboficiales y marinos comenzaron cada vez con mayor frecuencia a reunirse en corrillos para comentar las proposiciones sediciosas de sus superiores. Esto tuvo un doble efecto: por una parte frenó la puesta en marcha del plan general sedicioso. Pero , por otra, desencadenó la represión contra los elementos no dispuestos a participar en aventuras golpistas. Esto fue visible tanto en Valparaíso como en Talcahuano y Concepción y comenzó bastante antes del 7 de agosto, cuando la superioridad naval emitió su comunicado denunciando el “movimiento subversivo”. Ya a partir del frustrado “tancazo” comenzaron a practicarse arrestos en la suboficialidad y la marinería. Se trataba por una parte de amedrentar a los antigolpistas y, por otra, de investigar exactamente quiénes y cuántos eran.  

Aquel fue el comienzo de todas una etapa de franca represión: en la base aeronaval de El Belloto, el mismo 29 de junio hubo gran agitación: los oficiales, encabezados por el jefe de la base, el capitán de fragata Vásquez, discutían abiertamente la necesidad de apoyar el golpe del coronel Souper. Ante esto, la suboficialidad designó a un grupo de delegados que manifestaron a Vásquez que ellos no estaban de acuerdo con el golpe y defendían al Gobierno constitucional. A raíz de ello, fueron detenidos cinco suboficiales, a los que se acusó de insubordinación. Era comprensible tan airada reacción, pues la actitud constitucionalista de ellos había frustrado el plan de apoyo a Souper, que consistía en hacer funcionar un puente aéreo, El Belloto-Santiago, para trasladar a la capital a un contingente de los temibles “cosacos” o infantes de marina, que apoyarían a los militares sublevados en la capital. Tras los arrestos, la base fue reforzada con tropas de “cosacos”. 

Aquel mismo día, en la Escuela de Ingeniería Naval de Las Salinas, un grupo de marineros y suboficiales comentaban en la sala de guardia una de las arengas golpistas. Un oficial que pasó por allí y escuchó la discusión, hizo arrestar a los doce que estaban informalmente reunidos, acusándoles de “deliberación”. Luego, él mismo los interrogó por separado y los acusó de subversión. El grupo fue flagelado, golpeado y todo se difundió profusamente en la base, para que sirviera de lección al resto de los constitucionalistas y naturalmente a todo elemento simpatizante de izquierda.

En la Segunda Zona, la situación era muy similar. A partir del 29 de junio, el jefe del Servicio de Inteligencia Naval, capitán de fragata Gajardo Alarcón, dirigió arrestos y allanamientos en Talcahuano y Concepción. En el puerto militar, el capitán de Infantería de Marina Koeller, junto al capitán Acuña, de la Inteligencia Naval, llevaron a cabo una verdadera razzia contra la marinería. Allí se cometieron distintas irregularidades con los detenidos: el capitán Koeller estaba presente cuando el Fiscal Naval interrogó a los marinos que habían sido detenidos y les apremiaba y amenazaba con nuevos interrogatorios si negaban las declaraciones prestadas bajo apremio. Después, los detenidos fueron nuevamente interrogados y flagelados por los tenientes Jaeger, Letelier y Luna. Otros, les golpeaban: los tenientes Alarcón, Tapia, Maldonado y el subteniente Boetsch, de la Infantería de Marina.  

En Valparaíso la situación para los marineros se hizo crítica a partir de los primeros días de agosto. El lunes 6 a las ocho de la noche, la Armada dispuso acuartelamiento en primer grado para la Escuadra, alegando que el personal debía participar en la requisición de camiones. Los efectivos que habían salido de franco debieron regresar al puerto. A los que iban retornando y a los que habían permanecido en el puerto o en las unidades en la escuadra se les revisó e interrogó. Como resultado de esta investigación, fue detenido un número no precisado, al que se condujo al fuerte Silva Palma. De allí se había retirado a todos los presos “comunes”, para destinar el recinto exclusivamente a los “políticos”. Entre éstos se encontraban el sargento segundo Cárdenas y el cabo electricista Blaset. Junto a otros siete, fueron sacados de la prisión la noche del martes 7, engrillados y con los ojos vendados. Los llevaron hacia el acantilado Puertas Negras, en Valparaíso, y allí les golpearon y los torturaron, sumergiéndolos desnudos en el mar. El miércoles 8, por la mañana, los llevaron de regreso al cuartel Silva Palma, donde siguieron torturándolos. Luego, les llevaron a Talcahuano, en avión. En esta ciudad se habían realizado arrestos masivos en los cruceros Prat y O`Higgins y en el recinto de ASMAR. 

De todos los detenidos y torturados, el que parece más duramente afectado es el sargento Cárdenas. Aunque los abogados no han podido verlo (ver entrevista), por testimonios de sus compañeros dse sabe que luce en su rostro huellas de los golpes recibidos y que incluso da muestras de trastornos mentales.

Con todos estos antecedentes no resulta difícil comprender la actitud que muestran los oficiales de la Marina en aquellos centros en que han ocurrido los hechos: permanecen fuertemente armados y entre los golpistas se mantiene una actitud agresiva, destinada a crear una sensación de pánico en sus compañeros, contra la reacción que podría tener la marinería,m con el fin de neutralizar a los no partidarios del golpe o incluso ganarlos para sus planes.

Vista aérea actual de la Base Naval de Talcahuano y la planta de ASMAR Chile. Fuente: AllFlightMods.

OTRAS DENUNCIAS

Presentamos aquí otras denuncias formuladas por los trabajadores de los cordones industriales, comandos comunales y organizaciones sindicales y políticas de Concepción.

  • Allanamiento a las pesqueras Marcos y Sarquis en Talcahuano, realizado sin justificación alguna. Se llevó a cabo con gran brutalidad y violencia contra los trabajadores. Lo único que pudieron llevarse como elementos prohibidos por la Ley de Control de Armas, fueron cuchillos con los que los obreros trabajan los pescados, es decir, sus herramientas de trabajo.
  • Secuestro, vejamen y torturas de los tres estudiantes que hacían propaganda antigolpista por grupo de oficiales del Regimiento de Chacabuco. Se les cortó el pelo al rape y se les golpeó brutalmente, por haber expresado públicamente sus posiciones antigolpistas.
  • Secuestro, vejamen y tortura del funcionario del Instituto de Arte de la Universidad de Concepción, Leonardo Adhiles, por el hecho de portar propaganda política mientras caminaba por las calles céntricas de Concepción. Fue llevado al Regimiento Guías por un grupo de oficiales y golpeado allí hasta quebrarlo dos dientes. Hasta el día de hoy se encuentra en reposo, en estado grave, por el efecto del traumatismo encefanocraneáno sufrido como consecuencia de los golpes recibidos. 
  • Intento de allanamiento del Hospital de Niños Leonor Mascayano, por parte de un grupo de oficiales del Ejército, bajo el pretexto de aplicar allí la Ley de Control de Armas, que fue frustrado a último minuto.
  • Intentos permanentes de destruir la organización laboral de los trabajadores de ASMAR por parte de la oficialidad de la Armada. Se ha planteado durante más de un año, por parte de la jefatura de la II Zona Naval, la decisión de que los trabajadores de ASMAR se sometan al régimen militar, para que así no puedan organizarse en sindicatos ni en asociaciones de trbaajdores independientes. Se han realizado una serie de acciones de amedrentamiento, registros y vejaciones a los trabajadores.. 
  • Allanamientos por parte de los oficiales de la Marina, de las industrias COSAP y Elextroquímica Penco y Talcahuano, bajo el pretexto de búsqueda de arsenales inexistentes. Los trabajadores de estas industrias fueron golpeados sin contemplaciones por las fuerzas de Infantería de Marina. 
  • Incitaciones golpistas: Desde el 29 de junio el teniente segundo Jaime Olavarrieta se ha dedicado a arengar a la tropa y a hacer agitación pro fascista all interior de la Escuela de Grumetes de la Isla Quiriquina.
  • También desde el Tancazo, el teniente Julio Meneses, enfermero jefe del Hospital Naval, arenga casi diariamente al personal del hospital, llamando al golpe de Estado. Además, persigue al personal de izquierda del hospital tratando de que se les expulse del trabajo, acusándolos ante el almirante “por hacer política en el hospital”. 
  • Detención del innumerables trabajadores de ASMAR y marineros de la Escuadra, que desde sus lugares de trabajo fueron llevados a los cuarteles de la Base Naval. Allí, en absoluta impunidad, han sido torturados durante días enteros para obligarlos a reconocer su participación en un complot que los oficiales han inventado. Estarían detenidos Víctor Estar, Carlos González, Luis Jaramillo, Daniel Rayman, Luis González, Henry Gómez, Daniel Marinao, Cruces Opazo, y las compañeras Doris López, Lucy Rebolledo y Janet Peñailillo.

(Hay muchos otros civiles y militares, cuya situación nadie conoce.)


Esposa de Cárdenas. “No querían disparar al pueblo”

Chile HOY conversó con Regina Muñoz Vera, esposa del sargento Juan Cárdenas, detenido hace algunas semanas por personal de la Armada. 

– ¿Cómo se siente usted con todo lo que está pasando?

– En forma moral totalmente destrozada, porque no puedo concebir que esta gente sea tan injutamente detenida y tan fuertemente mortificada. Han sido flagelados hasta lo más íntimo. Por eso estamos tratando de hacer claridad en las masas y tratando de hacernos oír por las autoridades a fin de que se haga justicia y no ocurran más estas situaciones.

– ¿Qué opina usted de las palabras del Presidente Allende cuando se refirió a estos hechos en el discurso introductorio al nuevo Gabinete?

– Yo mucho no sé de política. A mi modo de ver, parece que le Presidente condenó a la gente de “ultraizquierda”, diciendo que había que reprimirlos. Me parece que él está muy mal informado, que las cosas no le llegan bien claras…

– Usted dice que no entiende mucho de política, ¿Cree que ha aprendido algo con lo que está pasando?

– Ya lo creo. Estoy aprendiendo, esto me ha enseñado muchísimo: veo que las injusticias no se han terminado. Pensaba yo que en el Gobierno Popular no se iban a presentar estas situaciones, pero parece que siguen habiendo tantas injusticias… Hay que terminar con esto. Yo quiero llamar a que el pueblo preste su solidaridad, porque lo único que ellos pensaban era que no querían enfrentarse en contra de ellos; no ser utilizados en un golpe de Estado. Y creo que es necesario que les devuelvan la mano en estos momentos, porque yo creo que ellos no habrían actuado disparando contra los trabajadores en caso de un golpe. 

– Cuando su marido iba a su casa, ¿comentaba esta posibilidad de tener que enfrentarse al pueblo?

– Él estaba preocupado de que ocurriera un Jakarta, porque los planes de la ultraderecha, que está en la oficialidad son terribles, piensan eliminar mucha gente. No podemos aceptar que nuestros hermanos caigan en forma tan injusta. 

Abogado Pedro Enríquez denuncia

TORTURAS EN LA ARMADA

Por MARTA HARNECKER y FARIDE ZERÁN

La opinión pública está informada de la llamada “subversión” en la armada, denunciada pocos días antes de que asumiera el nuevo Gabinete. Por los detalles que rodean este caso y por los antecedentes que no han sido lo suficientemente difundidos por la prensa, Chile HOY decidió entrevistar a uno de los abogados que defiende a los trabajadores y a la marinería acusada por el alto mando de la Armada. 

Pedro Enríquez Barra, casado, dos hijos, 37 años, militante del Movimiento de Izquierda Regolucionaria, ha ejercido su profesión en la ciudad de Concepción. Actuó como abogado dela Federación de Estudiantes de esa ciudad durante todo el período de represión al pueblo por parte del Gobierno de Frei. 

En el año 1967 tuvo a su cargo la defensa ante la Fiscalía Militar de Concepción en el proceso seguido en contra de Luciano Cruz, el desaparecido líder del MIR. Durante el año 1969 y parte del 70, junto a un equipo de abogados de izquierda, tuvo la defensa del juicio por presunta comisiń de delitos contra la Seguridad del Estado que ordenó la Intendencia de Concepción por resolución del Gobierno de Frei en contra de Neléson Gutirrez, actual miembro de la Comisión Política del MIR, y de Manuel Rodríguez, ahora diputado del Partido Socialista. 

Es además, primer director del Sindicato Provincial de Abogados y Procuradores de la Provincia de Concepción, organismo gremial creado por abogados y estudiantes de Derecho para agrupar a los profesionales de la izquierda. Forma parte en representación del Sindicato de Abogados, de la Comisión de Derechos Humanos creada en Concepción para denunciar los actos de flagelaciones y vejámenes en que han incurrido algunos sectores reaccionarios de uniformados en contra de estudiantes y obreros de esa ciudad a partir del 29 de junio. 

Ch. H.: La Armada ha lanzado una persecución en contra de un grupo de marineros, acusándoles de subversión y extremismo, ¿Cuál es su versión de los hechos?

P.E.: El cargo de subversión y extremismo era contra de marinos y trabajadores dado a conocer por las autoridades de la Armada no resiste el menor análisis. Bástenos señalar que a partir del 5 de agosto de 1973 fueron detenidos e incomunicados y salvajemente torturados, para recién con fecha 14 del mismo mes, terminar el Fiscal Naval de Talcahuano, don Fernando Jiménez Larraín, encargándolos reos por el delito de incumplimiento de deberes militares previsto en el numerando 3.º del artículo 299 del Código de Justicia Militar, figura delictual que surge precisamente por exclusión de cualquier otro delito específico. Por así decirlo, cuando no hay delito que achacar, se encarga reo por incumplimiento de deberes militares, desde faltas como no cortarse el pelo hasta el quebrantamiento de un reglamento. 

La verdad es muy otra. Desde que se supo que Allende había ganado la elección presidencial, sectores reaccionarios de la Armada comenzaron a prepararse para concretar en momento oportuno un golpe de Estado contra el Gobierno Constitucional. Estas manifestaciones golpistas fueron ampliamente detectadas por marinos y trabajadores, tanto de los buques principales de la Armada, como el “Blanco Encalada”, el “O`Higgins” o el “Prat”, como por trabajadores de las distintas plantas de ASMAR. Ello motivó que entre algunos suboficiales y marinos y algunos trabajadores de ASMAR, se hablase de no prestarse para un golpe en contra del Gobierno legal y -en caso de llegar a concretarse-, oponerse a él. Estas conversaciones llegaron a oídos de implicados en las maniobras golpistas, los que movieron sus influencias en los mandos y en la oficialidad reaccionaria, lo que han llevado a montar esta monstruosa farsa de la subversión y del extremismo en las filas de la Armada. El único delito cometido por los marinos y trabajadores flagelados y procesados es profesar ideas de izquierda y estar dispuestos a oponerse a un golpe en contra del Gobierno constitucional. Así lo han declarado en el proceso y por ello no se les ha podido imputar, hasta el momento, más que algo tan vago como “incumplimiento de deberes militares”. 

Ch.H.: Según declaraciones a “El Siglo” del diputado comunista Manuel Cantero, “los marinos acusados no han tenido defensa legal que corresponde a todos los ciudadanos”.

P.E.: Es del todo efctiva esa afirmación que hace Canteros. La experiencia del equipo de abogados que estamos actuando en la defensa de los trabajadores y marinos detenidos..

Ch.H.: ¿Qué equipo de abogados?

P.E.: Hemos conformado un equipo de tres abogados: los compañeros Hernán Mege y Marcelo Burgos, que en conjunto con el suscrito y por expreso encargo del Sindicato y de la Comisión de Derechos Humanos, nos hemos puesto a disposición de los familiares de los inculpados. Hago presente que esto no ha sido del agrado de las autoridades del Apostadero Naval, quienes conminaron a los trabajadores y marinos a no hacerse defender por “abogados políticos”, y que la propia Armada les pondría a quienes les harían su defensa. De más está decir el recelo que a los afectados les produjo esa sibilina y singular oferta de defensa que ahora se les hacía parte de sus verdugos. 

Ch. H.: Volviendo a la pregunta anterior, donde usted hablaba de la defensa de los detenidos…

P.E.: Sí, decía que la experiencia del equipo de abogados que estamos actuando en la defensa de los trabajadores y marinos detenidos puede resumirse en el hecho tan simple como absurdo de que se  nos impidió físicamente el acceso a la Fiscalía Naval de Talcahuano. Concurrimos allí los días 11, 13 y 14 de agosto, a las más diversas horas. Aprovechando que las oficinas de la Fiscalía están ubicadas dentro del Apostadero Naval, se nos impidió la entrada por órdenes directas de las autoridades de la Base Naval, órdenes que no pudimos quebrar, toda vez que la guardia había sido especialmente conminada a no permitir el acceso en particular a los abogados que nos interesábamos por este caso. Denunciamos por declaraciones de prensa y recurrimos al Colegio de Abogados para, finalmente, y después de enojosas incidencias en los accesos del Apostadero, pudimos entrevistarnos con el Fiscal instructor del proceso. Ello recién el 16 de agosto. En esa entrevista, el Fiscal Fernándo Jiménez se descargó de toda responsabilidad por los impedimentos que en nuestro ejercicio profesional habíamos sufrido, diciendo que el Apostadero Naval era recinto militar y que no dependía de él, sino de las autoridades de la base, el ingreso de personas a la Fiscalía ya que sus oficinas quedaban dentro del apostadero.

Ante el señor Jiménez Larraín insistimos en la urgente necesidad de entrevista con los detenidos. En particular nos interesaba conversar con Juan Cárdenas Villablanca, Sargento 2.º de Máquinas, que había sido trasladado desde Valparaíso y quien, según todas las evidencias que habíamos logrado renoir, había sido bárbaramente torturado. El Discal se comprometió a permitirnos una entrevista con los detenidos al día siguiente, y llamó para darle a conocer su decisión a un capitán de apellido Gajardo, que hace las veces de encargado del Apostadero Naval en cuanto dice relación con el régimen de los detenidos. Al día siguiente, cuando concurrimos a las 16 horas -que era la que el mismo Capitán Gajardo nos había señalado para la entrevista-, nos encontramos con que todos los deternidos de Valparaíso que estaban en la Quiriquina habían sido despachados a esa ciudad al mediodía. “Lamentablemente -nos dijo el Capitán Gajardo- esas personas ya no están en la zona”. Así se burló la posibilidad de no diremos prestar auxilio legal a los marinos enujuiciados, sino simplemente de poder verlos un instante.

Ch. H:: ¿Y a los detenidos de Talcahuano pudieron verlos ese día?

P.E.: Ese día no. Sólo el sábado por la tarde pudimos entrevistarnos con cuatro de esos detenidos; en cuanto a los restantes, el Capitán Gajardo sostuvo que no habían pedido nuestra defensa. Este hecho es absolutamente falso, como pudimos comprobarlo el domingo al conversar con ellos, luego de insistentes demandas ante Gajardo. Lo primero que nos manifestaron esos inculpados fue, precisamente, que habían pedido la asesoría de nuestro equipo de abogados. 

ChH:: ¿Qué características tiene el régimen de justicia militar que debería ser aplicado en estos casos?

P.E.: Por ser delitos del fuero militar los que se investigan,, los procesados están sujetos a la jurisdicción de los tribunales especiales que actúan en estos casos. La justicia militar en tiempos de paz, está entregada al conocimiento de Fiscales en su parte de instrucción del sumario; en el caso concreto, del Fiscal Naval. Se caracteriza el procedimiento por ser, normalmente, más rápido y concentrado que el procedimiento ordinario. La sentencia de primera instancia es pronunciada por el oficial naval de más alto grado de la jurisdicción de la Fiscalía respectiva, y la sentencia de segunda instancia es pronunciada por la Corte Marcial Naval con asiento en el puerto de Valparaíso,compuesta de dos Ministros de la Corte de Apelaciones de esa ciudad, un Oficial de Marina del grado de Almirante o Capitán de Navío en servicio activo o retiro y del Auditor General de Marina.

Ch.H.: ¿Y cuál es la defensa con que pueden contar los inculpados?

P.E.: Como en todo juicio, el afectado tiene el elemental derecho de hacerse asesorar por abogados si así lo desea. 

Ch.H.: ¿Quiere decir entonces que al habérseles negado la asesoría legal se ha atentado en contra de los derechos humanos?

P.E.: Evidentemente.

Ch.H.: Se dice que los detenidos han sido torturados y flagelados. ¿Es efectivo?¿Qué antecedentes tiene usted?¿Cuáles fueron sus fuentes de información?


P.E.: Las torturas y flagelaciones a que han sido sometidos todos y cada uno de los trabajadores de ASMAR y marinos detenidos constituyen la parte más siniestra de la farsa montada en contra de ellos. Estamos en condiciones de afirmar, sin sombra alguna de dudas, que tales personas fueron sometidas a bárbaras e ignominiosas torturas. De tales hechos tomamos conocimiento primero, por comentarios de trabajadores de ASMAR que presenciaron la forma en que fueron detenidos algunos de los inculpados, con un despliegue de violencia inusitado y con un despliegue de armamento más bien propio de un país ocupado por fuerzas enemigas. Posteriormente, con fecha 13 de agosto por la noche fueron detenidos los hermanos Vergara, en un aparatoso allanamiento efectuado en su domicilio. Uno es estudiante del Liceo y otro del primer año de la universidad local. Estos muchachos, en el curso de su detención a manos del Servicio de Inteligencia de la Armada, fueron careados con el detenido Juan Cárdenas y allí pudieron darse cuenta de claras señales de maltrato que tenía en el rostro y en la cabeza, fuera de que apenas podía sostenerse en pie. Agreguemos a lo anterior que los propios muchachos, no obstante su corta edad, 16 y 17 años respectivamente, fueron flagelados sin tener ninguna relación con los hechos investigados. Tan es así que el Fiscal se vio obligado a dejarlos en libertad por falta de méritos. El detalle completo de las flagelaciones lo tuvimos, por último, cuando logramos ya entrevistarnos con ocho de los detenidos quienes nos dieron la siguiente versión de este aspecto de la represión:

“Se nos condujo, individualmente, al llamado Cuartel Borgoño, donde violentamente y bajo amenaza de las armas, se nos obligó a desnudarnos completamente. Como no tuviéramos la suficiente premura, a juicio de los aprehensores, se nos propinaban puntapiés y golpes con el armamento. En seguida se nos introdujo a un lugar en que había un charco o “piscina” como ellos lo denominaban, formado por barro, excremento, cascajos y mugres. Allí se nos obligó a chapotear. En seguida, se nos hizo pasar arrastrándonos por sobre cascajos en condiciones tales que estábamos obligados a restregar brazos y piernas en los cascajos. En seguida de un largo período de esta suerte de ablandamiento, a algunos nos sujetaban de manos y piernas apoyados contra una pared, mientras otro individuo nos golpeaba con sus puños, especialmente en la región del estómago. A otros, este mismo “tratamiento” fue aplicado obligándolos a permanecer con las manos y brazos apoyados en una pared y en el suelo, respectivamente, inclinados y con los miembros abiertos, posición que era aprovechada para darles de puntapiés en la boca del estómago, hasta que no soportaban más y se caían, hecho que era castigado con puntapiés donde tocara. Finalmente, éramos sumergidos en un tambor aceitero lleno de agua con barro y excrementos, inmersión que se hacía metiéndonos de cabeza y sujetándonos de los pies. Cuando estos individuos calculaban que era peligroso para nuestra vida continuar la flagelación, nos retiraban. Por último, cuando estimaban que nuestra capacidad moral y física estaba quebrada, recién se nos hacían preguntas o interrogatorios. Si algo de lo contestado no les parecía suficiente o no les parecía verdadero de acuerdo con las pautas que dirigían unos oficiales, éramos nuevamente introducidos en los tarros de agua y barro para “ablandarnos” otro poco”.

Algunas de estas personas, que naturalmente por respeto a su dignidad no queremos individualizar, fueron obligados a comer excrementos humanos. De estos mismos detenidos, hay quienes fueron careados con el Sargento Cárdenas, que confirman en todas sus partes lo que ya habían comprobado los hermanos Vergara, esto es, que el hombre presentaba lesiones en la cara, que estaba muy deshecho físicamente y que incluso uno de sus brazos estaba en cabestrillo y con vendas. Se explica así los obstáculos que encontramos con el Fiscal y con el Capitán Gajardo para poderlo entrevistar. 

Ch.H.: ¿Es efectivo que en los últimos días se han realizado numerosos allanamientos en casas de simpatizantes y militantes de izquierda?

P.E.: Efectivamente, con el pretexto de la investigación abierta en contra de los trabajadores de ASMAR y en contra de los marinos, se han producido allanamientos como el que ya mencioné de los hermanos Vergara. Fuera de ello han sido allanadas casas de familiares de los inculpados, donde nada se ha encontrado, salvo en algunos domicilios en que los allanadores se han incautado de libros sobre socialismo o marxismo o publicaciones de la Universidad relativas a problemas sociales. Hay un caso tragicómico de un allanamiento en la ciudad de Concepción, en que se encontraron planos de distintos lugares de la zona y medidas técnicas de superficies que satisfizo de extremada manera el celo represivo de los allanadores que creyeron, al fin, encontrar “pruebas” de subversión y extremismo. Se trata, sin embargo, del material de estudio de uno de los detenidos que es estudiante de topografía de la Universidad de Concepción y que, naturalmente, ignoraba que tales elementos son de alta peligrosidad para ciertos sectores de la Armada.

Ch.H.: ¿Quiénes están efectuando estos allanamientos?

P.E.: Han sido realizados, en general, por infantes de marina.

Ch.H.:¿Por qué, según usted se tomaron medidas tan severas contra la marinería antigolpista y se han tolerado sin problemas estas actitudes sediciosas y golpistas de sectores de la oficialidad?

P.E:: A nuestro juicio, hay en este momento dentro de la oficialidad de las Fuerzas Armadas y, en particular, en la Marina una correlación de fuerzas desfavorables a la izquierda. Claramente, la gran mayoría de la oficialidad de esta rama de las Fuerzas Armadas es contraria al Gobierno y a la izquierda. Pensamos que hay responsabilidad en la política que oficialmente se ha impulsado por parte del Gobierno hacia las Fuerzas Armadas, en que se las ha ubicado como instituciones asépticas desde el punto de vista de la lucha de clases, en circunstancias que con ello sólo se ha favorecido el desarrollo de sectores reaccionarios que han podido, con tranquilidad, ejecutar sus planes casi sin encontrar oposición. Se ha elevado prácticamente a la calidad de tabú en los partidos de la izquierda tradicional el trabajo con una orientación correcta hacia las Fuerzas Armadas y, especialmente, hacia lo que en ellas es pueblo uniformado. Baste un ejemplo: mientras trabajadores de ASMAR y marinos sufrían y siguen sufriendo la represión más bestial de que haya memoria por identificarse con la izquierda, el Dr. Allende con ocasión del juramento del llamado “Gabinete de Seguridad Nacional”, descalificaba a esos trabajadores usando la metáfora de que eran elementos de ultraizquierda, dándose la mano con la ultraderecha. Plantearse así las cosas respecto de trabajadores y marinos que estaban dispuestos a oponerse a un golpe en contra del Gobierno, nos parece grave y equivocado, por decir lo menos. Dentro de tal contexto vemos la explicación de lo que ocurre en este problema con las Fuerzas Armadas.

Ch.H.: ¿Por qué se ha presentado esta situación en la Marina y no en otras ramas de las Fuerzas Armadas?

OP.E.: Es difícil entrar en precisiones en un tema como que usted proponer. Creemos que la explicación hay que buscarla en lo que ha sido la historia de la Armada, en su traición. En efecto, allí es donde las contradicciones sociales, los prejuicios y las desigualdades entre los diversos sectores se dan con mayor fuerza. No olvidemos que fue precisamente esta rama de las Fuerzas Armadas la que ójug un papel preponderante en la Guerra Civil del 91 en contra del Presidente Balmaceda. En su eno se matienen ls añekas tradiciones de istemas diciplinarios vejatorios con los subboficiales y marinos, lo que ha generado como contraparte una gran sensibilidad a las injusticias de parte de los afectados. Ello ha dado origen a movimientos como lo fue, por ejemplo, la rebelión de la Escuadra en 1931. Asimismo, resulta que la metodología de la formación de cuadros militares desarraigados que preconiza el imperialismo, dispuestos a luchar por igual en su país que contra los vietnamitas con métodos sanguinarios, es precisamente en algunos cuadros navales donde desarrollan su especialidad a través de los llamados comandos. Todos estos elementos determinan, seguramente, la polarización de marinos dispuestos a impedir un golpe de Estado, como su contrapartida, de oficiales dispuestos a una represión fascista. 

Ch.H.: ¿Cómo ha reaccionado la población frente a esto?¿Qué debería hacerse para defender los derechos de estas personas?

P.E.: La clase trabajadora de la zona ha reaccionado espontáneamente, entregando la solidaridad hacia los reprimidos. Usted no debe olvidar que parte importante de los flagelados y torturados son trabajadores que difieren del resto de la clase obrera sólo en que laboran en lso Astilleros Marítimos de la Armada con el menoscabo de derechos gremiales que ello irroga. De tal suerte que desde la CUT de Talcahuano hasta el Cordón de Servicios del Centro de Concepción, pasando por el Comando Comunal de Talcahuano y los cordones industriales de toda la zona, los estudiantes y pobladores, han hecho suyo el problema de los perseguidos. Parte de los esfuerzos se está canalizando a través de la Comisión de Derechos Humanos, una de cuyas tareas principales es la denuncia y desenmascaramiento de los responsables de estos indignos atentados en contra de los trabajadores y marinos.

Esta reacción social de repudio a la persecución fue claramente percibida por los autores de esta farsa maligna, que determinó que el proceso se traslade, por problemas de competencia, a la Fiscalía de Valparaíso, seguramente con la esperanza que se acalle la protesta pública en una provincia como la nuestra, que tiene muy claros sus deberes para con los flagelados. Es fundamental, entonces, que los trabajadores de Valparaíso, los pobladores y estudiantes de ese puerto, demuestren el mismo calor humano en apoyo a estos obreros y marinos tan duramente perseguidos. Asimismo es importante la campaña de denuncia de los bárbaros procedimientos que se han empleado contra ellos y la exigencia de que los responsables sean destituidos de sus cargos y sancionados como corresponde.

Ch.H.: ¿Qué experiencia cree usted que obtuvieron los marinos de este episodio?

P.E.: Hay algo que nos dijeron los trabajadores flagelados y que deja muy en evidencia la indigencia mental de quienes cometieron los vejámenes que le relaté: en una etapa de las torturas obligaban a los detenidos a bailar y cantar y en la letra de las canciones, con ritmo de cueca o cualquier otro a que esas mentes perturbadas se les ocurría ordenar, se hablaba de “Abajo el MIR”, “Muera Miguel Enríquez” y otros “versos” con agregados de groserías que, por elemental decencia, no le voy a repetir.

Cuando los trabajadores nos contaban este detalle, menor, si se quiere, ellos mismos calificaban tal actitud como infantil y estúpida de parte de sus aprehensores. A nosotros nos pareció una clara manifestación de bajo coeficiente intelectual de indudable histeria de los oficiales que dirigían tan macabra faena. Frente a esa conducta de oficiales de marina que deshonraban de manera tan vil su uniforme, tratamos de imaginarnos cómo habría sido la reacción de un Arturo Prat, abogado y marino, de quien hay constancia que puso su inteligencia de tal y su prestigio en defensa de compañeros suyos a quienes otros antecesores de los torturadores de ahora persiguieron y trataron de expulsar de la Armada por móviles pequeños, o cuál habría sido la reacción de un Almirante Grau que frente a los restos de nuestro héroe nacional, Arturo Prat, no tuvo sino honrosos gestos de hombría y caballerosidad, no obstante tratarse de marinos de países en guerra. 

Pensamos, finalmente, que las autoridades del Gobierno tendrán que decir más de una palabra ante estas denuncias que presentamos, palabra que si bien ya no podrá impedir las humillaciones y el dolor sufrido por trabajadores y marinos, por lo menos tendrá la virtud de hacerles saber que el sacrificio de su dignidad humana y de su integridad física no ha sido en vano y que ese sacrificio es un escalón más donde se levante la barrera que impida la repetición de conductas tan vergonzosas y los hagan esperar en el futuro la sanción histórica que se merecen los culpables. Dejamos abierta esta interrogante aa quienes tienen el deber de solidarizar con quienes se han jugado por la estabilidad del Gobierno del doctor Allende.


Materiales recomendados:

Página web «Marinos Constitucionalistas de Chile».

Revista «Chile HOY», en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

Video recomendado: «Marinos Contra el Golpe» (Universidad de Playa Ancha y Parque Cultural de Valparaíso):

Libro recomendado: «Los que dijeron que «No». Historia del movimiento de los marinos antigolpistas de 1973″, de Jorge Magasich A.

«Testimonios de los Militares Antigolpistas», Jorge Magasich.

Libro de «Testimonios de Marinos Antigolpistas», disponible, acá.

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