«No tengo oxígeno». Descomunal manifestación nacional en Grecia a 2 años de accidente ferroviario y en protesta por impunidad y decadencia institucional y económica del país

Motivada a partir del segundo aniversario del accidente ferroviario entre un tren de pasajeros lleno de estudiantes y un tren de carga que costó la vida a 57 personas en Atenas el 28 de febrero de 2023, una multitudinaria manifestación popular en repudio a las negligencias e impunidad por el caso volvió a mostrar la delicada situación social y económica del país, agobiado aún de las políticas de «austeridad» que le impuso la Unión Europea tras la crisis que prácticamente hizo quebrar al país en manos de bancos y entidades financieras multinacionales en la década pasada. La huelga realizada en Grecia fue la exigencia de la población de que el Gobierno resuelva la investigación del accidente de tren ocurrido hace exactamente dos años, donde hasta el día de hoy no hay nadie detenido ni responsabilizado por el accidente. La movilización fue prácticamente en todas las ciudades de Grecia y tuvo una de las convocatorias más masivas en la historia griega, y tuvo como consigna uno de los mensajes de las personas accidentadas que tras el accidente demoró en ser asistida y llamó a servicios de asistencia quedando grabado su «No tengo oxígeno».
Cincuenta y siete personas murieron cuando un tren de pasajeros lleno de estudiantes chocó con un tren de mercancías el 28 de febrero de 2023 en el centro de Grecia. El accidente se ha convertido en un doloroso emblema de la negligencia percibida en las infraestructuras del país en las décadas anteriores al accidente y en los dos años transcurridos desde entonces.
«El gobierno no ha hecho nada para que se haga justicia», dijo Christos Main, de 57 años, músico en la manifestación de Atenas. «No ha sido un accidente, ha sido un asesinato».
En una de las mayores protestas en Grecia en años, los servicios públicos y muchos negocios privados se paralizaron y la gente se echó a las calles de ciudades y pueblos coreando «asesinos» contra lo que dicen es el papel del Estado en el desastre. El gobierno niega haber actuado mal.
Un mar de gente descendió hasta la plaza Syntagma de Atenas, frente al Parlamento, donde los manifestantes pintaron con spray rojo los nombres de los fallecidos en el suelo. El lema «No tengo oxígeno» -las últimas palabras de una mujer en una llamada a los servicios de emergencia- resonó en los cánticos de todo el país.
La protesta de Atenas fue pacífica hasta que se desató la represión policial, tras lo cual grupos de encapuchados lanzaron cócteles molotov a la policía y llegaron a intentar asaltar las barricadas policiales que rodeaban el edificio del Parlamento. La policía antidisturbios disparó gases lacrimógenos y cañones de agua, y los enfrentamientos se extendieron a los barrios circundantes.
También se produjeron enfrentamientos en la segunda ciudad de Grecia, Salónica, donde una multitud gigantesca ahogó el centro y la gente soltó globos negros al cielo en memoria de los muertos.
Sólo en Atenas hubo más de 80 detenidos y cinco heridos, según las autoridades.






